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Aprender A Vivir El Presente

 

 


 

 

Aprender A Vivir En El Presente


Veamos de que se trata esto y para comenzar empecemos por señalar que normalmente y de manera (inconsciente) el ser humano utiliza para comunicarse oralmente términos, palabras, o códigos (si así los queremos llamar) que vistos desde el plano vibracional o energético son unos formidables bloqueadores de las ideas, conceptos, pensamientos, proyectos; y por supuesto, generadores de todas las frustraciones y sus consecuencias internas y externas que de tal situación puedan originarse (ejemplo, de estos códigos bloqueadores, puedo señalarles entre otros los siguientes: dispuesto, insignificante, cambiar, yo no sé, etc., el próximo año, en otro curso, les prometo profundizar sobre el tema). Estos, elementos, tienen la indeseable particularidad de amarrar a sus usuarios a un constante recordar el pasado o anhelar un futuro... pero cuando se está en el "Aquí y Ahora" realmente el individuo está diciendo que está Sin Barrera y Sin Tiempo límite, no existe en él ningún elemento bloqueador de su expresión y sentir interno; y comúnmente lo relaciona con un momento, una experiencia, un espacio, un lugar, del presente, etc., y es entonces cuando realmente el individuo (el ser humano) realmente está ubicado (valga la redundancia) en el presente de su vida y de la vida que le rodea de forma integra (es decir, en lo espiritual, mental, emocional y físico) y es la condición 'clave' para comenzar a consolidar la correcta manifestación (la salud es una de ellas) de todo lo bueno que abrigamos en el alma (espíritu, corazón y mente) para bien de su propio e individual elaborado destino y el progreso y avance de la humanidad en general hacia mejores estadios de perfectibilidad en Paz y Armonía.
Porque, si el individuo -el ser humano, se ubica en el pasado es algo que ya ocurrió y no existe -aún cuando él o ella no lo perciban así, y si por lo contrario se ubica en el futuro, tampoco existe porque aun no ha llegado y además ni siquiera sabe si estará presente para el instante en que llegue, si es que llega. Aquí es necesario hacer notar que cuando nos ubicamos como individualidades en el pasado o en el futuro, no estamos siendo los conductores de nuestros vehículos internos y en ese sentido se está abiertamente violentando el orden natural de nuestro compromiso y propósito de ser, y de las consecuencias de tal infracción ya hablamos anteriormente.
Y, en relación con la importancia de mantenerse activos en el Presente, es decir, en el Aquí y Ahora, tal aseveración se fundamenta en que cuando el individuo se ubica, en su accionar en la vida, en el pasado; está haciendo un puente con situaciones que no existen, y tal acción lo que realmente hace es desvitalizar las capaz de energía del organismo y de la misma manera cuando se hace puente con el futuro también se desvitalizan las capaz de energía del organismo y además se inicia un fuerte proceso degenerativo de la glándula pineal y esto de alguna manera afecta negativamente todo lo que está en la bóveda craneal y sus relaciones con el resto del organismo; y si vamos un poco más allá el mantenerse en el Aquí y Ahora nos evita caer en la temible trampa de la llamada Imagen Eidética. ¿Por qué? porque el eidetismo o la eidetización es repetir y vivir nuevamente las emociones (generalmente indeseables y perturbadoras) de una situación ya `pasada' (no existente) y en ese proceso la persona vive con tal intensidad esa situación emocional inexistente, que genera en su organismo (en el presente) las mismas  descargas biológicas (dañinas) de aquél entonces, bloqueando su cerebro, órganos internos, centros energéticos, y en general las capaz de energía del organismo.
Entonces, de allí la importancia de no ¡EIDETIZAR! El pasado, pasado está; el futuro, dejémosle que llegue cuando tenga que llegar; y ¡VIVAMOS en el AQUI Y AHORA! preservando nuestra Salud y Bienestar... y cumpliendo con nuestro compromiso y propósito de ¡Ser y Estar! aquí en este Planeta TIERRA en el ¡AQUI Y AHORA!

Estás habituado a tener la atención dirigida hacia afuera, para percibir con la mente todo aquello que es exterior a ti. Dejas que la mente interprete cuál es el mundo real. Permites que designe lo que tú eres, según la comparación con las fachadas que fabrican los demás. Es ella quien decide si eres pobre o rico, bonita o fea, bueno o malo, poderoso o miserable, talentoso o bruto. Y luego pasas la vida anhelando ser aquello que no eres, tener aquello que no posees y sufres enormemente porque no puedes alcanzarlo.
Cuando construyes tu realidad con la mente, el pensamiento siempre está en movimiento. Viajas al pasado a recorrer una y otra vez aquellos eventos traumáticos donde te quedaste atascado. Repasas el dolor y dramatizas diálogos interminables de lo que podrías haber hecho y lo que deberías haber dicho. En este proceso pierdes tu salud, tu alegría, y el mundo parece gris y desabrido.
La mente no sabe vivir el tiempo presente, porque está demasiado ocupada para percibirlo. Si no está rebuscando en los archivos del dolor, estará planeando el futuro dentro de los parámetros de lo que ya has vivido. Ella no tiene posibilidades de aceptar algo diferente a lo que ya conoce, ni tampoco consigue manipular lo que vendrá para complacer tus deseos y apetencias. Los pensamientos proyectados al futuro te paralizarán de miedo, porque se enfrentan con la incertidumbre. Y el miedo es tu peor consejero, recuérdalo. Si lo aceptas como huésped te atraerá precisamente aquello que más temes.
Cuando tomas la determinación de ser feliz, solo hay un cambio que debes hacer para lograrlo. Usa tu facultad de atención, y dirígela hacia adentro. Lo primero que trascenderás será el concepto del tiempo. Te darás cuenta de que el pasado no existe ya y que, para ser libre, debes diluirlo. Que el futuro se sale de tus manos, pues su único elemento fijo es la inseguridad. Es así porque la eficacia de tu aprendizaje depende ampliamente del hecho de enfrentarte con aquello que ignoras.
Solo puedes ser feliz en el “aquí y el ahora”, que es lo único que es tuyo. Ese “aquí y ahora” tienes que vivirlo, no con la mente y sus juicios interminables, sino con la conciencia de tu cuerpo físico y su inteligencia celular. Esto lo consigues si cultivas la atención enfocada hacia tu interior. Desde allí se te revelará un universo nuevo, espiritual y perfecto.
El “aquí y el ahora” te permite disfrutar del regalo que son tus sentidos, el olfato, la vista, el tacto, el gusto y el oído, que están ahí para realzar la vivencia de las maravillas que te rodean. Cuando la mente interfiera para sabotear tu percepción, vuelve inmediatamente tu atención hacia el cuerpo. Hay dos formas eficientes de lograrlo: puedes hacer conciente tu respiración, o conectarte con los latidos del corazón, tomándote el pulso.
Permite que el pasado se disipe con el convencimiento de que siempre hiciste lo mejor que pudiste. El futuro dejará de amenazarte si sabes que siempre estás bajo el cuidado de la provisión divina, que es perfecta. Tu perteneces ahora a la eternidad, que equivale al enfoque conciente en el “aquí y el ahora”. Este es el secreto de un hombre, que al acercarse el final de su vida sabe morir, simplemente porque ha sabido vivir.

El mundo está aquí y a veces no somos capaces de verlo. Esta actitud ante la vida hace que nos olvidemos de vivir, dando lugar a ciertas barreras como son los miedos, depresiones y un largo etc que nos impide manifestarnos tal y como somos en origen.
Sólo hay una forma de vivir plenamente la vida y es estar en el aquí y el ahora, esta es la clave para la eterna felicidad.
Hay preguntas que debemos formularnos cuando no nos sintamos bien , ¿dónde estamos, nuestra mente donde se encuentra? ¿hay unión entre lo que pensamos, decimos, sentimos y hacemos? Al ver las respuesta es posible que nos demos cuenta que nos encontramos muy lejos del presente, planeando continuamente nuestro futuro o en las emociones del pasado y podamos deducir que no estamos viviendo como deseamos, surgiendo emociones que nos bloquean.
Esta vida es un misterio y para poder descifrarlo hay que vivirla en plenitud, si estamos siempre en el pasado o futuro, no lograremos oir el mensaje del presente que es quien tiene la llave para encontrarnos con nosotros mismos y de esta manera sumergirnos en la paz y tranquilidad tan ansiada por todos, que muchas veces las buscamos en lo material, un buen seguro de casa, unos ahorros, no, ahí no está la verdadera paz que nos dará la felicidad tan ansiada, esto es igual que vivir dormidos ¡¡despierta!! porque como dijo Saint Exupery "Lo esencial es invisible a los ojos “Somos como un río que fluye, no podemos detenerlo y esto es lo que hacemos cuando nos olvidamos de vivir el momento, sus aguas quedan estancadas y con el tiempo un olor putrefacto no nos deja respirar produciendo así el ahogo y en muchas ocasiones esto se transforma en enfermedad. Haz una prueba, coge una flor y olvídate de todo lo que sabes sobre ella, siéntela, no cuestiones lo bien que huele, ni si tiene espinas, ni su color, ni lo hermosa que es, olvídate de todo lo que sabes, no crees palabras porque éstas se transformarán en barreras; y simplemente siéntela acabarás convirtiéndote en esa flor que tienes en las manos, esta es la sensación de vivir el momento. No cuestionar tu presente con los condicionamientos del pasado, ni con los deseos del futuro, así te sumergirás en el aquí y ahora, saboreando cada segundo de tu vida. Puede que al principio nos resulte difícil, pensad lo que nos costó aprender andar, pero si uno lo va practicando día a día, sentirá el milagro de vivir y sentirse vivo, es como un renacer.

Sólo existe el ahora y en este momento todos los momentos futuros están siendo creados y aún no están aquí. Justo en este momento, no hay necesidad de tener miedo. No hay razón para estar enojado con nadie, pues ahora sólo estás tú. No existe el miedo a no ser amado, pues justo en este momento te estás honrando a ti mismo. Puedes liberar totalmente todos los juicios respecto a ti, y por lo tanto, eres capaz de liberar todos los juicios sobre los demás.
Justo en este momento, puedes ser amable contigo mismo y por lo tanto, con otros. El que hagas tu trabajo honestamente y seas amable con cada cosa viviente son actos solidarios; al dar, has viajado desde tu propia curación hacia la esfera de compasión por otros. Algunas personas se sienten incómodas al dar algo a alguien, sin embargo las leyes universales establecen que recibirás lo que otorgues. Tu solidaridad y tu bondad serán recompensadas. Algo que se ha descubierto con los años es que cualquier negatividad o acción incorrecta hacia otra persona también te regresará a ti.
Esta intenta ser una sana reflexión de orientación para todas las personas que nos habituamos a “vivir en el futuro” en lugar de disfrutar el tiempo presente.

Hay ejercicios de toma de consciencia que nos facilitan esa tarea. Algunas personas, por ejemplo, se han colocado mentalmente un "avisador" para que cada hora recuerden su propósito: "Vivir el presente". Y eso les permite hacerlo al menos durante unos minutos.
Se trata de tomar consciencia de lo que estamos haciendo en cada momento para responder a la pregunta: "¿Qué estoy haciendo ahora?" Estoy escribiendo un artículo, estoy pelando patatas para hacer una tortilla, estoy caminando por el parque... o estoy enfadándome con mi hijo. Y durante los minutos siguientes concentrar nuestra atención en esa acción, sin otro objetivo que el de abrir nuestros sentidos y nuestro entendimiento a lo que nos llega a través de esa acción, su significado, nuestra actitud, nuestro estar, en definitiva. Tomar consciencia de lo que hacemos observándolo y observándonos.


 
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