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El Poder De La Mente Para Superar La Ansiedad

 

 


 

 

Todo comienza con nuestra visión del mundo

Por largo tiempo, el ser humano ha buscado respuesta a una de las mayores incógnitas acerca de si mismo: la magnitud del poder que reside en su mente y el papel que ésta juega en el logro de su felicidad.
Tristemente, muchas veces en medio de nuestro afán por lograr el éxito y la felicidad, buscamos fuera de nosotros algo que siempre se ha encontrado en nuestro interior: el secreto para vivir una vida plena y feliz.
Todos queremos ser felices y tener éxito en la vida; deseamos saber cuál es el secreto que nos permita lograrlo, pero al no creernos poseedores de tan valiosa fortuna, buscamos fuera de nosotros algo que es parte de nuestra esencia misma. Porque lo cierto es que todo lo que necesitamos saber para triunfar y vivir una vida plena y feliz se encuentra dentro de cada uno de nosotros.

La lección más importante que debemos aprender es que las acciones y sucesos externos son sólo la manifestación física de las acciones y sucesos internos. Las imágenes mentales que consistentemente mantenemos en nuestro subconsciente, buscarán siempre manifestarse en nuestro mundo exterior.
El pesimista vive en un mundo negativo y deprimente, mientras que el optimista ha elegido vivir en un mundo positivo y lleno de oportunidades. Lo más curioso de todo es que se trata del mismo mundo. Las diferencias que ellos observan son sólo el resultado de sus pensamientos dominantes. Estos han sido los encargados de atraer la felicidad o la angustia que cada uno de ellos experimenta en su vida. Y lo mismo sucede con todos nosotros.
La buena noticia es que si en este momento no estamos viviendo la clase de vida que siempre hemos deseado, podemos crear una nueva realidad cambiando el tipo de información con la cual alimentamos nuestra mente. Nuestros pensamientos son las semillas de lo que ocurrirá en nuestra vida, y todos somos responsables de ellos.


El ser humano es, literalmente, lo que piensa.


Cada persona construye sus condiciones, su éxito, sus negocios y su destino en virtud de los pensamientos que escoge y guarda en su mente. Todo lo que se manifiesta en nuestra vida es el resultado de lo que previamente se ha manifestado en nuestra mente. Así que todos nosotros somos "los arquitectos de nuestro propio destino".
Los seres humanos construyen su destino de acuerdo con los pensamientos que escogen y guardan en su mente. Ésta es como un telar donde tejemos nuestro carácter y donde, con los pensamientos que mantenemos, atraemos hacia nosotros nuestras circunstancias, creamos hábitos y labramos nuestro destino. Nuestro carácter es la suma de todos nuestros pensamientos.

La buena noticia es que, aun si hasta ahora hemos tejido ignorancia y sufrimiento, siempre tenemos la opción de cambiar nuestra manera de pensar, y podemos comenzar a tejer sabiduría y felicidad. Esta idea no sólo se limita a tu ser, sino que abarca cada condición y circunstancia de tu vida.
Así como cada planta brota de su semilla, y no podría ser de otra manera, nuestras acciones surgen de las semillas invisibles de nuestros pensamientos, y no habrían existido sin ellos. Lo anterior es aplicable por igual a aquellos actos considerados "espontáneos" y "no premeditados" como a aquellos que se ejecutan deliberadamente.
Las acciones son retoños que han crecido a partir de nuestros pensamientos, y la dicha o el sufrimiento son sus frutos. De este modo los seres humanos cosechan los frutos, dulces o amargos, de aquello que ellos mismos han sembrado.

De manera que la calidad de vida que cualquier individuo experimenta tiene poco que ver con sus circunstancias y mucho, con su actitud personal y su manera de pensar sus pensamientos rápidamente se traducen en hábitos, y los hábitos se transforman en sus circunstancias. Los pensamientos dañinos y perjudiciales de todo tipo se cristalizan en hábitos que atraen y producen confusión y debilidad; y éstos, a su vez, se manifiestan en circunstancias de calamidad e infortunio.
Y puesto que todo atrae su igual, los pensamientos de temor, duda e indecisión se cristalizan en hábitos que paralizan e impiden actuar al ser humano; hábitos que conducen al fracaso, la escasez, y la dependencia. Los pensamientos de odio y condena se vuelven hábitos de acusación y violencia, los cuales se convierten, a su vez, en injuria y persecución. Los pensamientos egoístas de todo tipo se transforman en hábitos que atraen angustia y frustración.

Por otro lado, los pensamientos nobles de cualquier tipo se manifiestan en hábitos de prosperidad y bondad, y estos, a su vez, se tornan en felicidad y bienestar. Los pensamientos virtuosos se convierten en hábitos de autocontrol y dominio de sí mismo, que atraen paz y tranquilidad. Cuando albergamos en nuestra mente pensamientos de auto confianza y decisión, creamos hábitos de valor y coraje, que se traducen en éxito, plenitud y libertad. De igual manera, los pensamientos de amor y compasión se vuelven hábitos de desprendimiento, que atraen la prosperidad perdurable y la riqueza verdadera a la vida de quien los alberga.
En general, cada pensamiento, bueno o malo, que albergamos y permitimos que encuentre cabida en nuestra mente, produce el único resultado posible, tanto en el carácter que forma, como en las circunstancias que genera. Una persona no puede escoger directamente sus circunstancias, pero al elegir sus pensamientos, indirectamente las crea.

Como el ser humano piense, así es él; como siga pensando, así seguirá siendo.

Es común creer que la razón por la cual muchas personas viven en la pobreza, o bajo el yugo de la esclavitud, el abuso, o la discriminación es debido a la opresión de otros. Así que repudiemos a los opresores. Sin embargo, la ley de la atracción nos plantea que es posible invertir dicho juicio y decir: "Una persona es opresora porque muchos optan por ser esclavos, y aceptan ser abusados y discriminados, así que repudiemos a los esclavos". Eleanor Roosevelt solía decir: "nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento".
El ser humano sólo puede elevarse y alcanzar el éxito, elevando sus pensamientos. Pero permanecerá débil, abatido y miserable si se niega a elevar su manera de pensar.

 


Cómo utilizar nuestros pensamientos para crear un nuevo futuro.


Si nosotros nos hemos encargado de atraer y crear nuestras circunstancias externas con nuestros propios pensamientos, esto quiere decir que la creación física de las cosas está precedida por una creación mental, y que tu futuro se está formando en este preciso instante en el interior de tu mente.

Lo que tú piensas, crees y visualizas habitualmente se convierte en la base de todo lo que experimentarás en tu vida. Los pensamientos que crecen como semillas en el jardín del subconsciente darán forma a tu vida futura.
Lo interesante es que un pensamiento no equivale a más que una décima de voltio de electricidad. Y pese a que la gran mayoría de nosotros le prestamos poca importancia a nuestros pensamientos, esta décima de voltio ejerce una enorme influencia en nuestras emociones, acciones y en nuestro futuro. Aun cuando no podemos agarrarlos con nuestras manos, nuestros pensamientos son tan reales como cualquier objeto que podamos percibir a través de nuestros sentidos.
Si observamos con cuidado, nos podremos dar cuenta que la realidad que nos rodea, y de cuya existencia no dudaríamos, no se encuentra más que en nuestro pensamiento.

Piensa en tu relación de pareja, o en tu relación con tus padres o tus hijos.
¿En qué consiste eso que tú llamas tu relación? ¿Qué tan real es? Veamos.
¿Se encuentra esta persona en este preciso instante contigo? Si la respuesta es no, ¿quiere decir eso que tu relación con ella no existe en este momento? Por supuesto que no. Dicha relación persiste a pesar de su ausencia, ¿no es cierto?
Esto quiere decir que en este preciso instante esa relación sólo existe en tu pensamiento. Pero no por eso es menos real. Entonces, ¿qué es aquello que constituye lo que llamas tu relación con esa persona? Sólo pensamiento. Es mas, todo lo que ha sucedido hasta este momento en tu vida ya no existe mas que en tu pensamiento. Tu experiencia, temores, creencias, debilidades y preocupaciones existen sólo en tu mente. Pero eso no los hace menos reales.

Con el éxito sucede exactamente lo mismo, tanto la persona que piensa y cree que va a triunfar, como la que piensa y cree que fracasará, están en lo cierto, ya que el poder para lograr lo uno o lo otro se encuentra en su mente. Aquellos que no pueden hacer algo, saben que no pueden y se visualizan así; piensan en su incapacidad constantemente y como resultado nunca lo logran.
Hay dos premisas fundamentales sobre cómo los pensamientos moldean nuestro futuro.
La primera idea es que tú solo puedes actuar basado en aquello que mantienes en tu pensamiento. Es imposible hacerlo sobre una idea que no se encuentre en la mente. Con frecuencia encuentro personas que no se explican por qué no han podido triunfar. Al preguntarles que les gustaría lograr descubro que no tienen la menor idea. ¿Cómo puedes lograr una meta que no tienes? Así que si quieres atraer algo a tu vida, tienes que asegurarte de ponerlo primero en tu mente. Recuerda que toda acción está precedida por un pensamiento.

La segunda idea es que todo aquello en lo que piensas tiende a expandirse en tu vida. Todo aquello en lo que enfoques tu mente tiende a hacerse realidad. Si te enfocas en tus debilidades, éstas tenderán a expandirse y manifestarse en tu vida. Si piensas que eres un inepto es porque seguramente siempre estás pensando en tus debilidades. Y entre más incapaz te sientas, más incompetente te percibirán los demás y así mismo te tratarán, lo cual sólo reafirmará lo que ya sabías: que eres un inepto. ¿Te das cuenta de lo peligroso que es este círculo vicioso?
Si estás experimentando escasez en algún área de tu vida, debes entender que ésta es simplemente la manifestación de algún pensamiento dominante que desde el interior de tu mente dirige tu vida y tus acciones. Aquello que sientes que falta en tu vida es, seguramente, en lo que siempre estás pensando, y carecerás de ello mientras continúes concentrado en lo mismo. Los pensamientos de insuficiencia invadirán tu mente y actuarás de acuerdo con dicha conciencia de escasez. De igual manera, si te enfocas constantemente en tus fortalezas, éstas se harán cada vez más visibles.

 


Cómo trabaja la mente en la creación de nuestra realidad.


Muchos científicos han llegado a aceptar que las imágenes constituyen la mayor parte del contenido de nuestro pensamiento. A pesar de que en él existen las palabras y otros símbolos abstractos, la realidad es que estas palabras y símbolos son expresiones que pueden convertirse en imágenes. De hecho, la gran mayoría de las palabras que utilizamos en nuestro diálogo interno, antes de expresar una idea de manera hablada o escrita, existen sólo como una imagen sensorial en nuestra mente; una representación visual, auditiva, odorífica, gustativa o táctil.
Debemos tener en cuenta que las imágenes juegan un papel muy importante, tanto en el logro de nuestras metas como en el condicionamiento de aquellos comportamientos auto saboteadores que nos conducen al fracaso.

El cerebro piensa en imágenes y no en palabras.

"Tú nunca conseguirás alcanzar aquello que quieres... Tú solo lograrás alcanzar aquello que puedas visualizar claramente. Zig Ziglar
Leíste bien: "Nunca conseguirás tener aquello que quieres, sólo conseguirás aquello que puedas visualizar". Quiero que pienses en esta idea por un momento, porque cuando yo la escuché por primera vez, debo confesarte que no le encontraba mucho sentido.

No obstante, después de observar a aquellas personas que han logrado materializar sus sueños y luego de hablar con muchas de ellas, me he dado cuenta que todas tenían algo en común: una visión clara de lo que querían alcanzar; habían creado una imagen precisa de sus sueños y sus metas y podían visualizarse claramente logrando dichas metas.
Este poder de la visualización desempeña un papel importante en el funcionamiento de nuestra mente y en el proceso de construir mentalmente aquello que deseamos atraer a nuestra vida. Estoy totalmente convencido de que la fe en nuestro éxito, nuestro valor y habilidad para tomar decisiones e identificar oportunidades, también dependen en gran medida de la claridad con que podamos visualizar nuestras metas, sueños y demás cosas que deseemos lograr.

La visualización positiva no es más que la capacidad que todos poseemos de crear una imagen mental clara de aquello que deseamos lograr, como si ya lo hubiésemos alcanzado. Es un proceso que comienza con tu diálogo interno. De acuerdo con el doctor Karl Pribram, director del departamento de neuropsicología de la Universidad de Stanford, quien es uno de los más reconocidos expertos mundiales en lo que respecta a las diversas funciones del cerebro, el poder de los pensamientos, de las ideas y, en general, de las palabras, radica en que éstas son traducidas a imágenes antes que el cerebro pueda interpretarlas; imágenes que tienen un gran poder sobre nuestras emociones, nuestras acciones y nuestro organismo.
Cuando lees la palabra AVIÓN y la repites, ya sea en voz alta o mentalmente, tu cerebro no se limita a ver las letras A-V-I-Ó-N dibujadas con grandes letras de neón en el telón de la mente subconsciente. Tu cerebro visualiza o imagina un avión. Lo mismo sucede cuando repites cualquier palabra que describe un objeto o una idea para la cual ya tienes un equivalente visual guardado en tu subconsciente. Si pronuncias una palabra cuyo significado ignoras, en un idioma que no dominas o que escuchas por primera vez, tu mente no puede traducirla a ninguna imagen.

El cerebro también puede dibujar imágenes mentales, independientemente de si éstas tienen sentido o no. ¿Qué imagen dibujas en tu mente al leer las palabras: elefante amarillo con alas rosadas?
Probablemente no necesitaste más de unas décimas de segundo para convertir en una imagen clara estas palabras, aunque conscientemente sepas que la imagen como tal no tiene ningún sentido o no representa algo que exista en el mundo real. No importa qué tanto quieras rehusarte a pensar en algo sin sentido como esto; en el preciso instante en que permites que la expresión llegue a tu mente, ella se encarga de traducirla a la que considere la mejor imagen para representar dichas palabras.


La incapacidad del cerebro para entender la palabra "No"


Uno de los descubrimientos más sorprendentes acerca del lenguaje mental es que nuestro cerebro tiende a ignorar la palabra "no". Tú estarás pensando: "¿Cómo es eso de que el cerebro no entiende la palabra no? Yo entiendo la palabra no". ¡Claro! Lo que sucede es que como el cerebro piensa en imágenes, cuando utilizas una expresión en la que se encuentra la palabra "no", lo único que consigues es dibujar en la mente aquello que se pretendía negar.
Es posible que el siguiente ejercicio te permita apreciar mejor esto. Quiero que te detengas un momento y visualices un árbol. Mientras lees, piensa en un árbol cualquiera y obsérvalo claramente en tu mente. Deja de leer por unos segundos mientras fijas esta imagen en tu mente. Ahora, mientras continúas leyendo, trata de mantener esta imagen presente en tu mente. Quiero que visualices frente a ti ese árbol verde y frondoso. Concéntrate en sus ramas y hojas verdes.

Ahora, quiero que no veas una manzana roja en ese árbol. ¡No veas una manzana roja! Para asegurarte que estás bien concentrado, una vez que termines este párrafo, cierra los ojos y concéntrate nuevamente en el árbol verde y frondoso, teniendo mucho cuidado de no ver una manzana roja en él. No veas ninguna manzana roja. Vamos cierra el libro y haz un esfuerzo.
¿Por casualidad viste una manzana roja colgando del árbol? Seguramente que así fue, ¿no es cierto? ¿Por qué sucede esto? Las instrucciones fueron claras: ¡No veas una manzana roja!
Es muy sencillo, puesto que el cerebro piensa en imágenes, él simplemente se enfoca en la parte positiva de dicha orden y hace su imagen ignorando la palabra "no".
Esto es evidente con los niños, que es con quienes más utilizamos esta palabra. Si un niño está gritando y le dices:
"No grites", muy probablemente lo seguirá haciendo. Cuando le dices: "No des portazos", es como si le hubieses dado una orden directa para que lo haga.

Cuando le dices a un niño: "no debes correr dentro de la casa", ¿qué imagen dibuja esta orden en la mente del niño? Correr por la casa, ¿no es cierto? Y éste es precisamente el comportamiento que deseas cambiar. Así que en lugar de cambiarlo, inconscientemente lo estás reforzando en la mente del niño, ya que estás ayudándole a mantenerse enfocado en esta imagen. En lugar de decir eso di algo así como "quiero que camines despacio cuando estés dentro de la casa". Esta nueva orden no sólo dibuja una imagen totalmente distinta a la anterior, sino que le permite al niño visualizar lo que tú deseas que ocurra. ¿Ves la enorme diferencia que logra el diálogo interno adecuado?
Finalmente, cuando estés practicando mentalmente algo que vas a realizar, no utilices el "no", porque lo único que harás será reforzar la acción que quieres evitar. Antes de entrar a una entrevista, cambia el "ojalá no me ponga nervioso" por un "me siento calmado y seguro".

 


No permitas que tu diálogo interno se convierta en un obstáculo en tu camino hacia el logro de tus sueños.


¿De qué nos sirve esto? Para empezar, cuando estés fijando tus metas, evita utilizar la palabra "no". Si una de ellas es dejar de fumar, deja de decir "no quiero fumar más", porque tu cerebro sólo escuchará, "quiero fumar más y creará imágenes donde te veas fumando.
Utiliza los términos y las palabras que dibujen las imágenes de los resultados que deseas obtener. En lugar de decir, "no quiero fumar más puedes decir algo como "gozo de una salud óptima; amo tener mis pulmones limpios y poder respirar profunda y fácilmente".
¿Te das cuenta de la enorme diferencia que hay en las imágenes que creas en tu mente cuando lees y pronuncias estas palabras? Y cada vez que lo digas será más fácil visualizarlo.

El poder de las imágenes mentales: ¿Ficción o realidad?
Diversos estudios han demostrado que las imágenes que formamos en la mente son tan poderosas que fácilmente logran provocar respuestas en el organismo. El origen de este fenómeno fue descubierto por Steven la Berge, doctor en psicología de la Universidad de Stanford, quien dirigió un gran número de experimentos que demostraron que una imagen en la mente activa el sistema nervioso de igual manera que lo haría llevar a cabo la acción correspondiente.
La Berge demostró que el cerebro era incapaz de distinguir entre una experiencia real y una experiencia vivamente imaginada. En otras palabras, si piensas en cualquier cosa y logras asociar con este pensamiento imágenes sensorialmente ricas en color, sabor, olor y emociones, tu sistema nervioso y tu cerebro no logran discernir si lo que estás experimentando está sucediendo en realidad o simplemente lo estás imaginando. Para tu mente es como si fuese realidad, así sólo lo estés imaginando.

John Roger, autor del libro: Usted no puede darse el lujo de tener un pensamiento negativo, utiliza un ejemplo bastante interesante para ilustrar este punto, y quiero pedirte que sigas por un momento este ejercicio para que puedas apreciar el poder que un pensamiento puede tener sobre ti.
Varios estudios científicos han comprobado que existen conexiones directas entre la parte del cerebro donde guardamos imágenes mentales y la del sistema nervioso que controla actividades involuntarias como la respiración, el ritmo cardíaco y la presión arterial. Nuestro sistema nervioso, a su vez, está conectado con ciertas glándulas como la pituitaria -glándula responsable de la producción y liberación de hormonas que actúan en diferentes partes del cuerpo-, lo cual significa que una imagen puede, potencialmente, impactar a todas las células de nuestro cuerpo.

De la misma manera, si tienes hambre y piensas en un suculento plato de comida, tu estómago responde segregando jugos gástricos tal como si estuvieses comiendo. Ni siquiera necesitas ver la comida o percibir su olor para que esto suceda; el simple hecho de pensar en ésta hace que tu cerebro actué produciendo los ácidos gástricos que ayudarán a digerirla, lo que quiere decir que ha sido incapaz de reconocer que lo que está procesando es sólo una imagen y no la comida en si.
Seguramente, alguna vez has visto en una película de suspenso o de terror una escena en la cual un asaltante está a punto de atacar a otra persona. El cerebro te pone a ti en medio de esta situación que, de hecho, ya es rica en estímulos sensoriales puesto que la estás viendo y oyendo y no tienes que imaginarla. Tu cerebro envía mensajes a tu organismo que te hacen reaccionar como si en realidad estuvieses en medio de esta situación. De repente, tus manos comienzan a sudar, palideces y hasta el ritmo cardíaco puede subir. Así que como ves, las imágenes mentales tienen un gran poder de sugestión.
Ejemplos señal de que tu cerebro es incapaz de entender que éstas no han sido vivencias reales sino únicamente situaciones imaginarias.

Lo que quiero que entiendas de todos estos ejemplos es que tu cerebro piensa en imágenes y este poder de transformar las palabras en imágenes que logran afectar tus funciones fisiológicas, tus emociones y tus acciones, lo puedes utilizar para edificar tu éxito o para construir tu fracaso. Funciona igual de bien tanto para lo uno como para lo otro.
Los resultados de estos experimentos nos ayudan a entender de dónde proviene el poder del cual habla la ley de la atracción. Pero también nos presenta una importante responsabilidad, el prestar atención a las imágenes que puedan estar dibujando las palabras que utilizamos. Recuerda que tu diálogo interno puede convertirse en tu mejor aliado o en tu peor enemigo.
Cuando saboteamos nuestro éxito con nuestro propio diálogo mental
La persona promedio habla consigo misma, ya sea mentalmente o en voz alta, un total de catorce horas diarias. ¿Te puedes imaginar esto? Más de la mitad del día estás hablando contigo mismo. Virtualmente, durante cualquier actividad externa que realices, tu diálogo interno nunca se detiene.
Este eterno diálogo mental entre tu consciente y tu subconsciente ocurre mientras conduces tu automóvil, cuando estás  trabajando o descansando, comiendo, hablando, escuchando e, inclusive, durmiendo

Siempre estás analizando el resultado de algo que hayas hecho con anterioridad: estás preguntándote que vas a hacer más tarde, revisando tus metas, juzgando y formándote opiniones de otras personas o criticando tu propio comportamiento.
Hablar con uno mismo, meditar, reflexionar, cavilar o cuestionarse, es una forma de programar y reprogramar nuestra mente, de afirmar nuestros valores, de establecer creencias o ideales acerca de diferentes situaciones o personas, o de formar opiniones acerca de nosotros mismos, de nuestro potencial o de nuestras debilidades.
Puesto que ese diálogo interno es el mecanismo mediante el cual programamos nuestra mente, y creamos la imagen mental del futuro que deseamos edificar, tiene sentido el prestar atención a lo que estamos haciendo con esas catorce horas diarias de diálogo mental. Sorprendentemente, varias investigaciones han mostrado que más del 80% de este diálogo interno es negativo, pesimista, contraproducente y, seguramente, nos impide utilizar nuestro verdadero potencial.

Leíste bien, la gran mayoría de nosotros se encarga de sabotear su propio éxito con su diálogo interno. ¿Cómo? Muy fácil; estudiantes que van a presentar un examen o una prueba con la seguridad de que no la van a aprobar; personas que se presentan a una entrevista de trabajo con la absoluta certeza de que no serán aceptados; vendedores que visitan a sus clientes para presentarles un nuevo producto, pero inconscientemente están seguros que serán rechazados.
Tan absurdo como pueda parecer, muchas personas emplean gran parte de su día pensando en cientos de problemas que aún no han sucedido, pero pueden llegar a suceder, repasando mentalmente sus debilidades, recordando errores pasados y caídas, ensayando una y otra vez los fracasos que desesperadamente buscan evitar, o peor aún, interiorizando falsas creencias acerca de su propio potencial. Es increíble que tantas personas sean víctimas de este comportamiento irracional. Emplean casi la mitad de su día propinándose penosos castigos mentales que lo único que logran es mantenerlas atadas a la mediocridad de la cual quieren salir.

Un ejemplo sobre cómo nuestra mente puede convertirse en nuestro peor enemigo es observando lo que sucede habitualmente cuando estamos empeñados en que algo salga excepcionalmente bien. Generalmente, comenzamos a pensar en lo que tenemos que hacer para que todo salga bien y, de paso, pensamos en todo lo que no debemos hacer. Lo curioso es que entre más pensamos en lo que no debemos hacer, más fuerza gana esta imagen en nuestra mente. Es como si entre más dijéramos "no podemos equivocarnos en tal cosa", más nos visualizáramos equivocándonos. De repente nos invade el pánico ante la inminente posibilidad de equivocarnos, que ahora aparece más real que nunca.

Es común ver éste comportamiento entre aquellos que deben hablar frente a un grupo de personas, especialmente si es de manera inesperada. Hablar en público es uno de los mayores temores de la persona promedio. Tanto es así que para muchos, el hacerlo, se encuentra más arriba que el temor a la muerte en su lista de miedos ¿Te puedes imaginar esto? Ellos aseguran que preferirían morir antes de tener que hablar en público. No es una exageración; trata de obligarlos a hablar en público y te darás cuenta del temor tan aterrador que les produce esta idea. Su estado mental cambia instantáneamente, comienzan a sudar, se les aceleran los latidos del corazón, se les debilitan las piernas al punto que muchos de ellos llegan a desmayarse.

No sé si te has encontrado alguna vez en una situación similar, cuando debido al diálogo interno errado, tú mismo te has encargado de poner en tu mente programas mentales que te limitan, te paralizan y te hacen sentir incapaz. El resultado de este círculo vicioso es por lo general una pobre autoestima y la atracción de todo aquello que buscábamos evitar.
Así que vale la pena detenernos a pensar qué clase de imágenes estamos dibujando en nuestra mente y en la mente de los demás con nuestro diálogo interno y externo.

Si le decimos a un niño que es "un fracasado" o "un bueno para nada", ¿qué clase de imágenes formará este niño en su mente? y, más importante aún, ¿cómo lo afectarán dichas imágenes? Muchos padres prestan poca atención a esto sin pensar que sus palabras son órdenes que tienen la capacidad de programar la mente de sus hijos. Así que mantén siempre presente la relación palabra-imagen, porque esta relación te afecta y muchas veces puede ser la semilla de una pobre autoestima.
Muchas personas generan imágenes internas de fracaso y escuchan voces interiores que les recuerdan constantemente sus debilidades; dos procesos mentales que los conducen por adelantado al fracaso porque los obligan a visualizar precisamente lo que no desean.
¿Ves los efectos tan devastadores que pueden tener estas imágenes que nosotros mismos hemos creado con nuestro diálogo interno?

El papel que juega la actitud mental en nuestro éxito

Muchas personas creen que mantener una actitud positiva ante un problema o una situación difícil, hará que dicha situación desaparezca, lo cual no es cierto. Lo que sí hace, es que determina el efecto que dicha situación pueda tener en la vida de la persona que la está enfrentando, y eso es lo verdaderamente importante.
¿Si ves la diferencia? Lo importante no es la situación que estemos viviendo, sino la actitud que tomemos frente a ella. Si has planeado una salida al parque con tu familia para celebrar tu cumpleaños, y ese día amanece lloviendo torrencialmente, la persona negativa seguramente permitirá que eso le eche a perder el día. La persona positiva sabe que su actitud no hará que deje de llover, pero tampoco dejará que este evento, sobre el cual ella no tiene ningún control, eche a perder un día tan especial. No obstante, la actitud que la persona elija ante este imprevisto será responsable por la clase de día, emociones y recuerdos que coseche al final de esas 24 horas.

Lamentablemente, pocas personas poseen un estado mental que las ayude a sobreponerse a los problemas, penas o imprevistos que puedan encontrar. Un año más tarde aún las puedes escuchar hablando de cómo la lluvia arruinó completamente su cumpleaños anterior.
Cuando han enfrentado un problema, muchos prefieren emplear su tiempo hablando continuamente de ello como si no hubiese otra cosa de mayor importancia que hablar. Forman una tenebrosa atmósfera a su alrededor, sin darse cuenta que no podrán ser verdaderamente fuertes mientras no dejen de enfocar su visión en los contratiempos de la vida.
Si aprendes a disimular tus penas y trabajar con paciencia y discreción, pronto encontrarás de nuevo el camino al éxito. Para las tribulaciones no hay remedio más eficaz que la fortaleza de ánimo.
A veces nos enfadamos y maldecimos el día porque un automóvil nos salpicó los zapatos, cuando debiéramos pensar en las maravillas de la naturaleza, que unas veces nos envuelve en la luz del sol, y otras cubre el cielo de nubes que se convierten en lluvia, equilibrando de este modo las fuerzas naturales. Hay bellezas en el cielo gris; maravillas en cada gota de lluvia o copo de nieve. ¿Por qué ignorar todo esto y alterarnos sólo por un inconveniente pequeño y sin sentido?

El semblante alegre es un don propio del pobre y del rico indistintamente, del joven y del viejo. Todos tienen derecho a este don y todos pueden disfrutarlo. Cuando estamos alegres todo nos sonríe y parece como si la naturaleza entera participara de nuestra alegría y reflejara nuestro júbilo; pero si estamos tristes y abatidos, todo cuanto nos rodea toma el mismo color.
Cuando la sonrisa se apaga en nuestros labios, la mente se llena de imágenes negativas y queda infestada de dudas y temores. Cuando la valentía se marcha, viene el desorden; cuando el júbilo sale, entra la tristeza.
Si algo necesita nuestra sociedad son personas optimistas y alegres. Lo mismo cuesta poner semblante risueño que ir de un lado a otro con el rostro tormentoso; y sin embargo, ¡cuán diversamente influiremos, según el caso, en quien nos vea, pues todos reciben la ayuda o sufren el estorbo que de nosotros emana!"
No hay nada más valioso en la vida que olvidar las cosas desagradables, aquellas que nos causaron pena y que fueron obstáculo para nuestro éxito.

Aprende de tus caídas y continua moviéndote a paso firme. Quien logra hacer esto, es dueño de su actitud y puede ser feliz en circunstancias prósperas o adversas, regocijándose a pesar de que otros estén tristes y disfrutando, así los demás pierdan la esperanza.
Sólo hay una manera de vivir una vida productiva y efectiva. Levántate cada mañana firmemente resuelto a obtener el mayor provecho posible de aquel día y a vivirlo en plenitud. Suceda o deje de suceder lo que sea, ocurra o no tal o cual cosa, toma la firme decisión de sacar algo bueno de cada experiencia de aquel día, algo que aumente tu saber y te enseñe la manera para que al día siguiente sean menos tus errores.
Resolvámonos cada mañana a obtener el mayor provecho de aquel día, no de otro día por venir en que cambiará nuestra suerte, tendremos una familia, -habrán crecido nuestros hijos, o habremos superado todas las dificultades. Nunca las venceremos todas. Nunca seremos capaces de eliminar por completo todo aquello que nos molesta y perturba. Nunca nos desharemos de todos los pequeños enemigos de nuestra felicidad, ni de las mil y una molestias de la vida.
Resolvámonos a disfrutar el presente. Aprovechémonos del hoy sin permitir que las sombras del mañana, con sus presagios y temores, nos roben lo que es nuestro, el intransferible derecho a ser felices el día de hoy.
Tengamos cada mañana una afirmación positiva con la cual empezar el día. Digámonos: "Pase lo que pase, quiero obtener el mejor partido posible de este día. No he de permitir que nada me robe la felicidad ni me robe mi derecho a vivir este día desde el principio al fin. Suceda lo que suceda, no toleraré que ningún disgusto, ninguna contrariedad o circunstancia que se atraviese hoy en mi camino, me robe la paz de mi mente.

Me rehúso a ser infeliz hoy, suceda lo que suceda. Voy a gozar plenamente del día y a vivir enteramente en él. Este día ha de ser un día completo en mi vida. Sólo aceptaré en mi mente pensamientos de felicidad y gozo; únicamente los amigos de mi paz, satisfacción, dicha y éxito, hallarán hoy hospedaje en mi mente. Todo cuanto me haya hecho infeliz en el pasado, lo eliminaré, de modo que al llegar la noche pueda decir: he vivido hoy".
Comenzar cada día de manera proactiva y optimista revolucionará nuestro concepto de la vida y acrecentará enormemente nuestras fuerzas. De acuerdo a la ley de la atracción, afirmaciones como ésta nos ayudarán a trazar nuevos surcos mentales en el tejido cerebral para abrir camino a nuevos hábitos de felicidad.

¿Para qué recordar viejos errores y arrepentirnos de no haber sabido aprovechar las ocasiones de prosperidad del ayer o lamentarnos de cosas que nos perjudicaron? ¿No aumentamos así nuestra desdicha? Quien siempre está culpándose, deplorando su pasado y lamentándose de errores, extravíos y deslices del pasado, nunca podrá realizar nada de verdadero mérito, pues el éxito, en cualquier área de la vida, requiere el uso de toda nuestra energía, y lo cierto es que una persona que piense y viva en el pasado no será capaz de enfocar la mente en el instante actual con el vigor necesario para cumplir sus metas.
Si hay efectos que quieres experimentar en tu vida, como la felicidad, la buena salud, o la libertad financiera, puedes lograrlo simplemente haciendo parte de tu diario vivir las causas que sabemos que generan dicho efecto.

De igual manera si existe en tu vida un efecto del cual quieras deshacerte, como la mala salud, las deudas, la infelicidad, puedes también determinar cuáles son las causas de dichos efectos y al remover las causas removerás también el efecto correspondiente.
Lo curioso es que muchas de las personas que no están satisfechas con el estilo de vida que llevan, y con los resultados que están obteniendo, continúan repitiendo los mismos comportamientos y acciones que han producido dichos efectos negativos.
Ellos han podido identificar los resultados que no desean obtener, pero irónicamente continúan realizando las acciones que los causaron, esperando de alguna manera que los resultados sean distintos.


El ser humano, producto de sus pensamientos.

los pensamientos que albergas en tu mente forjan la persona en la cual te convertirás. Si acoges pensamientos inferiores, el dolor te seguirá como sigue el arado al buey. Si en cambio tus pensamientos son elevados, te seguirá la dicha como tu propia sombra. Esto es un hecho.
Un carácter ético y noble nunca es el producto de la suerte o la coincidencia, sino el resultado natural de un esfuerzo constante por albergar pensamientos correctos en nuestra mente y asociarnos con ideas dignas y admirables. De igual manera, un carácter ruin y cruel es el resultado de pensamientos viles albergados continuamente.
Nosotros mismos nos encargamos de construirnos o destruirnos. Nuestros pensamientos pueden ser las herramientas con las que construimos mansiones de felicidad, fortaleza y paz, o las armas con las que terminamos destruyéndonos.

Al elegir y albergar en nuestra mente los pensamientos correctos, caminamos hacia ese estado de perfección, y nos convertimos en las personas de éxito que estamos destinadas a ser. Al permitir que ingresen pensamientos equívocos y errados en nuestra mente, nos alejamos de dicho estado de perfección. Entre estos dos extremos se encuentra una multitud de perfiles que cada uno de nosotros se ha encargado de moldear.
Aquel que vigila y controla sus pensamientos, que estudia cada efecto que dichos pensamientos tienen en sí mismo, en los demás, en su vida y circunstancias, enlazando causa y efecto y utilizando cada experiencia y hecho cotidiano, por trivial que parezca, para obtener un mayor conocimiento de sí mismo, será premiado con entendimiento, sabiduría y poder.

 

 

El efecto del pensamiento en las circunstancias


La mente es como un jardín que puede ser inteligentemente cultivado o abandonarse y llenarse de hierbas y maleza. Sin embargo, ya sea que esté cultivado o descuidado, siempre está destinado a producir algo. Si no se siembran semillas útiles, entonces caerán, crecerán y se reproducirán en abundancia semillas de maleza.

Al igual que un jardinero cultiva su parcela manteniéndola libre de maleza, sembrando las flores y frutos que desea, así también -todos debemos atender el jardín de nuestra mente, limpiándolo de pensamientos dañinos, inútiles e impuros, y cultivando los frutos de pensamientos correctos, útiles y puros.

Siguiendo este proceso, tarde o temprano descubrimos que somos los jardineros de nuestro espíritu, reconocemos las faltas en nuestra manera de pensar, captamos cada vez con mayor precisión, cómo nuestros pensamientos se encargan de moldear nuestro carácter, nuestras circunstancias y nuestro destino.

El pensamiento y el carácter son uno solo, ya que este último es la sumatoria de nuestros pensamientos dominantes. Puesto que el carácter de una persona se revela y manifiesta en sus circunstancias, es posible afirmar que el entorno de cada uno siempre estará en armonía con su estado interior. Esto no significa que las circunstancias de una persona en un momento dado sean un indicador de la totalidad de su carácter, sino que algunas de ellas están íntimamente conectadas con algún elemento vital de su pensamiento, el cual ha sido el causante de dichas circunstancias.

Cada persona está donde está por decisión propia.


Los pensamientos que han moldeado su carácter la han llevado allí. Esto es válido tanto para aquellos que se sienten decepcionados con el mundo que los rodea como para quienes están satisfechos con él.
En el proceso del desarrollo humano, cada circunstancia que enfrentamos trae consigo una enseñanza y una lección que debemos aprender; una vez que la hemos aprendido, ésta termina y da lugar a otras circunstancias.
La persona que piensa que su vida es el resultado de condiciones externas, suele ser víctima de ellas. No obstante, cuando crea conciencia del poder creativo que reside dentro de ella, y entiende que es allí donde se encuentran tanto las semillas, como la tierra que da fruto a tales circunstancias, sólo entonces se convierte en la dueña y señora de sus pensamientos.

La persona que por algún tiempo ha practicado el autocontrol sabe que las circunstancias nacen de los pensamientos; es consciente de que en la medida en que cambie su estado mental y su manera de pensar, cambian sus circunstancias. De igual manera, quien se dedica a corregir los defectos de su carácter con tenacidad, comienza a ver progreso rápido en su manera de pensar y actuar.
Siempre atraeremos aquello que ya se encuentra dentro de nosotros; tanto lo que amamos como lo que tememos. Inequívocamente, el ser humano siempre alcanza la cúspide de sus más preciadas aspiraciones, o cae al nivel de sus más indignos deseos. Las circunstancias son simplemente los medios mediante los cuales recibimos aquello que merecemos o que creemos merecer.
Cada semilla de pensamiento que sembramos y permitimos que eche raíces y crezca en nuestra mente, produce aquello que constituye su esencia, florece y, tarde o temprano, produce sus propios frutos de oportunidad y circunstancias.
Buenos pensamientos producen buenos frutos, malos pensamientos dan malos frutos.

El mundo de las circunstancias exteriores toma forma en el mundo interno de los pensamientos, y todas las condiciones externas, agradables y desagradables, son factores que finalmente existen para qué el ser humano aprenda, tanto de sus logros como de sus sufrimientos.
Siguiendo sus más profundos deseos, aspiraciones y pensamientos dominantes -ya sean visiones engañosas, viciadas por la imaginación, o caminos de elevadas aspiraciones- el ser humano finalmente recibe por completo los frutos de dichos pensamientos en la clase de vida que termina viviendo.

Una persona no acaba en la cárcel debido a la tiranía del destino o a la injusticia de las circunstancias, sino como resultado del camino y los deseos que ha elegido perseguir. Una persona de pensamientos nobles y puros no cae en el crimen de repente, a causa de las presiones o circunstancias externas que le puedan rodear. Lo cierto es que estos pensamientos criminales, seguramente han sido secretamente albergados en el corazón, y la ocasión propicia simplemente se ha encargado de revelarlos.
Las circunstancias no hacen a la persona; ellas simplemente la revelan a sí misma.
No pueden existir condiciones que nos hagan descender en el vicio, a menos que existan inclinaciones viciosas previas; o ascender en la virtud y la felicidad sin haber cultivado continuamente aspiraciones virtuosas. Por lo tanto, como amos y señores de nuestros pensamientos, somos los arquitectos y constructores de nuestro propio destino.

Las personas no atraen hacia ellas aquello que quieren, sino aquello que son. Sus caprichos, gustos y ambiciones suelen ser pasajeros y pronto desaparecen, pero sus más íntimos pensamientos y deseos -buenos o malos- se alimentan de sí mismos. Nuestros pensamientos y nuestros actos son, o los carceleros que nos condenan a una vida de mediocridad, o los redentores que nos liberan y nos empoderan.
Nunca obtendremos aquello que deseamos, ni pedimos, sino aquello que merecemos. Los deseos y oraciones sólo son gratificadas y atendidas cuando armonizan con los pensamientos y las acciones.
A la luz de esta verdad, ¿cuál es entonces el significado de aquella frase que dice que estamos luchando contra las circunstancias? Significa que absurdamente, el ser humano parece estar siempre luchando contra un efecto que no desea ver en su vida, mientras todo el tiempo está alimentando y preservando la causa que genera dicho efecto en su corazón.
Y esta causa puede ser un vicio consciente o una debilidad inconsciente; pero cualquiera que sea, retarda o anula nuestros esfuerzos y clama por una cura.

Desgraciadamente, muchas personas están ansiosas de mejorar sus circunstancias, pero no están dispuestas a mejorarse a sí mismas; por eso permanecen atadas al pasado del cual quieren escapar.
Quienes entienden y reconocen su necesidad de crecer y mejorar siempre alcanzarán los objetivos que su corazón les haya trazado. Pero para eso, deben estar preparados para realizar grandes sacrificios personales antes que puedan lograr su objetivo, entendiendo que el precio del éxito no es negociable. Y una vez han comenzado a transitar su camino, descubrirán la presencia de esa gran ley que es absolutamente justa, y que no retorna mal a quien hace el bien, ni premia con el bien a quien mal actúa.

Una vez que sabemos esto, entendemos que nuestra vida se desarrolla, y siempre se desarrolló, con justicia, y que toda experiencia pasada, buena o mala, ha sido siempre el resultado de este proceso de crecimiento.
Buenos pensamientos y acciones jamás pueden producir malos resultados; malos pensamientos y acciones no pueden jamás producir buenos resultados.
Esto no es otra cosa que afirmar que al sembrar trigo, lo único que podemos cosechar es trigo; si sembramos ortigas cosecharemos ortigas.

 

 

El condicionamiento negativo mediante los pensamientos errados


Lo que podemos alcanzar es extraordinario; sin embargo, lo que generalmente obtenemos es vergonzoso. No es porque haya algo malo con nuestra mente puesto que ella funciona perfectamente. Si hasta ahora las cosas no han salido como tú esperabas, no es porque carezcas de buenos genes o no tengas el potencial para triunfar.

Muchas personas no logran entender que mientras continúen haciendo lo que siempre han hecho, obtendrán los mismos resultados de siempre.
Es como si fueras caminando por la calle y pisaras una cáscara de plátano. ¿Qué crees que sucederá? Seguramente resbalarás y te caerás. Ahora, imagínate que un par de metros adelante ves otra cáscara y la vuelves a pisar, te caes nuevamente y luego, enfadado, reflexionas: "no entiendo por qué siempre me sucede lo mismo. ¿Qué tienen estas cáscaras contra mi?

¿Por qué me persiguen?".

A estas personas debo explicarles que no es que la vida se haya ensañado en su contra; ni es la mala suerte, ni nada por el estilo. Lo que les sucede es absolutamente normal. La cáscara no discrimina, esto le sucede a todo aquel que la pisa, y quien continúe haciéndolo, seguirá experimentando los mismos resultados. En la vida no hay errores, sólo lecciones que debemos aprender, y si las ignoramos, seguirán presentándose de distintas maneras hasta que decidamos aprenderlas.

Lo mismo sucede con los pensamientos errados y las falsas creencias. Son como esa cáscara que continuamente nos hace caer, y atrae hacia nosotros todo aquello que quisiéramos evitar. Mientras se encuentren en nuestra mente continuarán sometiéndonos a una vida de mediocridad, y sus efectos se harán sentir en todas las áreas de nuestra vida.
¿Qué puedes hacer? Si no estás satisfecho con el lugar dónde ahora te encuentras, remueve de tu subconsciente la programación que te hace daño, que te impide utilizar tu verdadero potencial y te está deteniendo para alcanzar tus sueños. Programa de nuevo tu mente con aquella información que sabes que te ayudará a utilizar tu potencial al máximo.
Así que, si quieres obtener resultados distintos a los obtenidos hasta el momento, debes cambiar tus programas mentales.

No basta con querer cambiar o ser consciente de la necesidad de hacerlo. La voluntad o el deseo de cambiar no son suficientes. La única opción es hacerlo. Si deseas ver cambios en tu comportamiento y en tu vida, tal vez necesites revisar los programas que hasta hoy han dirigido tu mente.
Orison Swett Marden nos recuerda que el pensamiento recto es un poderoso imán, de suerte que cuando quieras ser o tener algo, sólo lo obtendrás programando tu mente con la información correcta. Afirma con fe lo que quieres ser o tener. Si anhelas salud y vigor; si quieres abundancia y no miseria, repite constantemente: "Estoy sano; soy fuerte; vivo en la abundancia; no puede haber penuria, ni pobreza, ni necesidad en mi vida. Soy rico porque obedezco las leyes y principios del éxito".
Si llenas tu cabeza de miedos, dudas y desconfianza en tu capacidad para conectar y usar la fuerza de la Inteligencia Infinita, la ley de la autosugestión adoptará ese espíritu de desconfianza y lo usará como patrón mediante el cual el subconsciente lo traducirá en su equivalente físico.

La naturaleza nos ha dado control absoluto sobre lo que permitimos que llegue a nuestro subconsciente a través de los cinco sentidos; aunque esto no significa que todas las personas siempre ejerciten este control. Es más, en la mayoría de los casos, ha sido la falta de ejercitar este control la causante de que tantas personas vivan en la pobreza.

 


El poder de la palabra.


La persona promedio habla consigo misma más de la mitad de su día. Gran parte de ese diálogo interno ocurre con preguntas y respuestas. Cuando enfrentamos cualquier situación que requiera una respuesta de nuestra parte, ya sea que estemos evaluando una propuesta que alguien nos presente, buscando las causas de una caída que sufrimos, o que estemos experimentando un dolor físico, nuestra mente evaluará dicha situación preguntándose: ¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué me está sucediendo a mí? ¿Qué debo hacer y cómo debo responder?
Sin importar la naturaleza de la situación que estés enfrentando, éstas tres preguntas parecen ser siempre la manera en que tu mente busca comprender lo que está sucediendo: ¿Qué es esto?, ¿Por qué yo?, ¿Qué hago? Y para responder a estos interrogantes, tu mente simplemente buscará en los archivos de tu subconsciente la respuesta más acertada posible, basada en la información que allí encuentre -sea cierta o no-.
Si después de sufrir una derrota -así haya sido una caída menor- te preguntas: ¿Por qué será que a mí todo me sale mal? Inmediatamente tu cerebro comenzará a buscar respuesta a esta pregunta. Entiende bien; no dije que tu mente comenzará a buscar la causa de aquella derrota, sino que buscará la respuesta a la pregunta que formulaste.

Lo primero que tu mente seguramente encontrará es que, basado en tus experiencias anteriores, ésta no es una apreciación real, ya que no todo lo que has intentado en tu vida te ha salido mal. Así que, a falta de evidencia real que respalde la exageración implícita en tu pregunta, continuará examinando otra información que se encuentre en tu subconsciente. Tomará en cuenta todo aquello que hayas escuchado de otras personas respecto a las caídas; lo que tú mismo te hayas dicho; lo que hayas leído, visto en televisión, o escuchado en algún lado, y basado en todo este caudal de información, precisa o imprecisa, real o ficticia, te dará una respuesta. Y a lo mejor la respuesta es: ¡Esto te pasa porque no sirves para nada!

¿De dónde salió esta respuesta? Es difícil determinarlo con exactitud; a lo mejor fue un comentario que alguien te hizo tiempo atrás cuando experimentaste otra caída, o lo escuchaste una y otra vez en tu casa, o quizás lo leíste esa mañana en el horóscopo. De donde quiera que haya salido, lo cierto acerca de esta respuesta es que lo único que ha logrado es que ahora te sientas peor de lo que te sentías antes. Es simple, si formulas una pregunta estúpida, seguramente recibirás una respuesta estúpida.

Por ejemplo, piensa por un momento en las siguientes preguntas que muchas personas se hacen con sorprendente regularidad:

• ¿Por qué esto siempre me sucede a mí?
• ¿Por qué me es tan difícil aprender cualquier cosa?
• ¿Por qué será que el dinero nunca me alcanza?
• ¿Por qué tengo tan mala suerte?
• ¿Por qué seré tan gordo?


¿Cómo afectan estas preguntas tu actitud? Recuerda que la calidad de vida que experimentas depende de la calidad de las preguntas que te hagas.
Por ejemplo, si te preguntas, ¿por qué seré tan gordo?, prácticamente te estás condicionando para seguir así, y tu cerebro así lo asume. De manera que la única respuesta que puede darte es: "Eres gordo y estás gordo porque comes continuamente, sin ningún control".


Ahora, ¿cómo te hace sentir la respuesta que tu mente te dio, mejor o peor? ¿Te da alguna idea para solucionar tu problema? ¿Te impulsa a asumir el control de la situación o, por el contrario, te hace sentir más incapaz? Lo errado de esta pregunta es que en ella está implícita la idea de que tú eres tu gordura, que ése eres tú, que eso no es circunstancial sino que es parte de tu naturaleza, lo cual no es necesariamente cierto.

Si quieres perder peso, la pregunta que debes hacerte es: ¿Qué puedo hacer para adelgazar y llegar a mi peso ideal? ¿Ves la diferencia?
Es más, puedes ir un poco más lejos y decir: ¿Qué me comprometo a hacer para adelgazar y llegar a mi peso ideal, empezando hoy mismo y disfrutando mi decisión? En esta pregunta está implícito, no sólo que es posible lograrlo, sino que es posible disfrutar del proceso. Estás expresando un compromiso, y le estás pidiendo a tu mente ideas claras que puedas poner en acción inmediatamente.
¿Ves la enorme diferencia que hace la calidad de las preguntas que formules? Es sencillo, si haces mejores preguntas, obtendrás mejores respuestas. Asegúrate también que tus preguntas vayan orientadas a buscar los recursos que ya se encuentran dentro de ti y que te pueden ayudar a solucionar cualquier situación que enfrentes.
Veamos otra pregunta que con frecuencia se hacen muchas personas: "¿Será que puedo hacer esto?"

Esta pregunta lleva implícito un sentimiento de duda e inseguridad acerca de tu propio potencial. Da como un hecho la posibilidad de que las habilidades que necesitas para lograr lo que quieres no se encuentren dentro de ti. ¿Cuál es el resultado? Si preguntas con duda, sólo tendrás acceso a los estados mentales de duda que se encuentren en tu cerebro, y sólo obtendrás respuestas que justifiquen esa duda. Inmediatamente, tu mente buscará enfocarse en todas las debilidades que existan en tu vida que justifiquen esa duda, en los posibles fracasos, en las graves consecuencias de intentar algo sobre lo cual no estás absolutamente seguro.

¿Qué clase de respuesta crees que recibirás? Seguramente algo así como: "¡Estás loco! Tú no sabes nada de eso. Mejor no hacer nada que arriesgarte a enfrentar un fracaso seguro".
Así que, ¡haz preguntas que te fortalezcan!

Cuando sufras una caída, en lugar de hacerte las mismas preguntas debilitantes de siempre, formúlate preguntas que te fortalezcan, que atraigan hacia tu vida respuestas que te den orientaciones más claras. He aquí algunas de ellas:

• ¿Qué lección puedo aprender de este revés?
• ¿Cómo puedo utilizar esta caída para crear más poder en mi vida?
• ¿Qué puedo obtener de esta situación para que me ayude a crear una mejor vida?
• ¿Qué nuevas oportunidades me brinda el tropiezo que acabo de sufrir?

La decisión es tuya, ¿vas a utilizar tu diálogo interno para crear limitaciones en tu vida o para crear oportunidades? Porque este diálogo influirá en ti y te afectará mucho más de lo que te imaginas y no hay nada que puedas hacer para evitarlo. La opción que tienes es escoger entre utilizarlo como una herramienta de programación positiva o como un arma de autosabotaje.

 

 

Sus palabras tienen poder


 Utilice toda su imaginación en este ejercicio.
Vamos a analizar las implicaciones que tiene esto.
Imagine que está parado en su cocina, sosteniendo un limón que acaba de sacar del refrigerador. Se siente frío en su mano. Observe su aspecto exterior, su cáscara amarillenta. Tiene un color amarillo ceroso, y la cascara termina en dos pequeñas puntas verdes. Apriételo un poco y sienta su firmeza y su peso.
Ahora llévese el limón a la nariz y huélalo. Nada huele como un limón, ¿no es así? Ahora parta el limón a la mitad y huélalo. El olor es más intenso. Ahora muérdalo y deje que el jugo se arremoline en su boca. Tampoco hay nada que ten¬ga el sabor de un limón, ¿no es cierto?
Al llegar a este punto, si ha usado bien su imaginación, se le habrá hecho agua la boca.

Vamos a analizar las aplicaciones que tiene todo esto.
Palabras, "simples palabras", afectaron sus glándulas sali¬vales. Las palabras ni siquiera reflejaron una realidad, sino algo que usted imaginó. Cuando leyó aquellas palabras acerca del limón le estaba diciendo a su cerebro que tenía un limón, aunque en realidad no hablaba en serio. Su cerebro lo tomó seriamente y le dijo a sus glándulas salivales:

—Este tipo está mordiendo un limón. Apúrense, enjuaguen la boca.
Las glándulas obedecieron.

La mayor parte de nosotros pensamos que las palabras que usamos reflejan significados y que lo que significan puede ser bueno o malo, cierto o falso, poderoso o débil. Esto es verdad, pero no es todo. Las palabras no solamente reflejan la realidad, sino que crean una realidad como el flujo de la saliva.

El cerebro no es un intérprete perspicaz de nuestras intenciones; recibe información y la acumula, y como está a cargo de nuestro cuerpo, si le decimos algo como: "Ahora me estoy comiendo un limón", empieza a funcionar.
Ha llegado el momento para lo que en Control Mental llamamos "limpieza mental". No hay ejercicio alguno para esto, sino es simplemente la decisión de (tener cuidado con las palabras que usemos para activar nuestro cerebro,)

El ejercicio del limón que llevamos al cabo era neutral: físicamente no nos aportó beneficio ni perjuicio. Pero las palabras que empleamos a diario pueden provocar indistintamente beneficios o daños.
Apagamos nuestro apetito por la vida con palabras negativas y las palabras, al ir haciendo acopio de poder con la repetición, a su vez dan origen a vidas negativas.

—¿Cómo estás?
—Mmm, no me puedo quejar, o
—No vale la pena quejarse, o
—Ahí, regular.

¿De qué manera responde el cerebro ante estas actitudes deprimentes?
Cuando "resulta un tormento lavar los trastes" o "Es un gran dolor de cabeza poner al corriente su talonario de cheques" o "Le enferma el clima que estamos padeciendo", esto me hace pensar que los proctólogos deben una gran parte de sus ingresos a las palabras que nosotros empleamos. Recuerde que el cerebro es un intérprete literal. Dice:
—Este tipo está pidiendo un dolor de cabeza. Muy bien, hay que darle un dolor de cabeza.

Desde luego, cada vez que decimos que algo nos provoca dolor, no surge un dolor de inmediato. El estado natural del cuerpo es la buena salud, y todos sus procesos están adaptados para la salud. No obstante, si se aporrean sus defensas lo suficiente en forma verbal, acaba por producir las mismas enfermedades que le ordenamos.
Dos cosas añaden poderla las palabras que utilizamos: nuestro nivel mental y el grado de participación emocional en lo que decimos.
Si decimos "¡Dios mío, eso duele!", con convicción, le ofrecemos una cálida hospitalidad al dolor. Si decimos "¡Aquí no consigo que se haga nada!", con vehemencia, la frase se convierte en una realidad que añade una validez efectiva al sentimiento.

 

 

El extraordinario poder de las autoafirmaciones


Empieza por cambiar las afirmaciones negativas que has utilizado hasta el momento, por afirmaciones positivas que dibujen en tu mente los resultados que deseas obtener. Formúlalas en tiempo presente, como si ya estuvieran ocurriendo o fueran a ocurrir en un futuro inmediato. Recuerda que cuentas en este momento con todo lo que necesitas para triunfar. Tú tienes que creer esto. Ésta es la única manera de utilizar el poder que se encuentra guardado en el interior de tu subconsciente.
Si estás seriamente interesado en descubrir cómo utilizar este poder, los siguientes pasos te ayudarán a redireccionar tu diálogo interno:

1. Toma unos minutos para examinar algunas de las expresiones que sueles utilizar con mayor frecuencia, especialmente aquellas que te están limitando y debilitando. Escríbelas y léelas un par de veces. Examina cada expresión y piensa si estas afirmaciones te están ayudando o perjudicando. Cuestiónate si están contribuyendo a construir una mejor autoestima o si te están debilitando como persona.

2. Descubre por qué comenzaste a utilizarlas. ¿Cómo llegaron estas ideas a ser parte de tu diálogo interno? ¿Quién las puso en tu mente? ¿Qué propició el que comenzaras a sentirte de esa manera? Te vas a sorprender de la manera tan absurda en que muchas de estas ideas que nos limitan han llegado a nuestra mente. Quizás fue un amigo de la escuela a quien admirabas quien te dijo que no servías para nada, y desde entonces has vivido con esa idea enterrada en tu subconsciente. Es posible que hoy, esa misma persona, ya no sea tu amiga, o sea una persona inestable, incapaz de mantener un trabajo por más de seis meses desde que salieron de la escuela y sea ella quien no ha logrado mucho con su vida. Pero, absurdamente, tú aún sigues guardando su opinión personal en tu subconsciente, y has terminado por aceptarla como una verdad absoluta.
Imagínate lo que habría sucedido si Albert Einstein hubiera escuchado a aquel médico que diagnosticó que era un retrasado mental debido a su aparente dificultad para articular las palabras, o al profesor que lo criticaba por sus continuas ausencias mentales durante la clase y que sugirió a sus padres que lo sacaran de la escuela ya que era una distracción para los demás alumnos. Nadie recuerda el nombre o los logros de aquellas dos personas, pero todos sabemos quien fue Albert Einstein y cuales fueron sus contribuciones en el campo de la ciencia, Así que la próxima vez que alguien emita una crítica acerca de tus habilidades no te apresures a aceptarla sin cuestionar su validez.

3. Pregúntate si estas afirmaciones que son parte de tu diálogo interno son ciertas o simplemente son de esas expresiones que se dicen muchas veces sin saber por qué, o si aún tienen alguna validez.
¿Te has puesto a pensar que quizás cuando tu profesor de cuarto grado te dijo que "tú eras la persona menos creativa del mundo", fue porque, en realidad, a esa edad era poco creativo, o peor aún, porque él estaba de mal genio y lo primero que se le vino a la mente fue esa exageración? ¡Pero eso fue hace más de veinte años! Entonces, ¿por qué hoy, siendo todo un profesional, cuando debes desarrollar una nueva campaña de mercadeo en tu trabajo, permites que esa idea que ha reposado en tu mente desde aquella época te paralice y sabotee tus posibilidades de triunfar? Te aseguro que si realizas este ejercicio, te vas a deshacer de la mitad de tus limitaciones.

4. El cuarto paso es el más importante. Elimina estas ex presiones de tu vocabulario. ¿Cómo? Toma la decisión de no volver a utilizarlas, teniendo cuidado con la manera como te expresas y, si un día sin querer repites alguna de estas expresiones, corrígete inmediatamente.

5. Escribe una serie de expresiones que reafirmen tu verdadero potencial y dibujen las imágenes mentales que quieres ver. Si la idea que siempre sabotea tu éxito es "no soy nada creativo", y éstas son las primeras palabras que salen de tu boca siempre que alguien te pide que crees algo, entonces, detén ahora mismo este autosabotaje y cámbialo por una afirmación como: "¡Soy una persona creativa! No un poco creativo, sino muy creativo; tengo excelentes ideas y disfruto creando nuevos conceptos".

Sin embargo, cuando leas el enunciado de tu deseo, recuerda que la sola lectura de estas palabras no traerá ninguna consecuencia, a menos que las expreses con fe y convicción. Las palabras indiferentes, recitadas sin emoción, no influyen en el subconsciente. Por mucho que quieras, no podrás engañarte a ti mismo. Tu subconsciente reconoce y actúa sólo en los pensamientos impregnados y magnetizados con emociones positivas. Tu mente tiene la habilidad de percibir la verdadera intención detrás de tus palabras. De igual manera, recuerda que el universo sólo premia el esfuerzo persistente.

Es posible que todo esto suene tan simple y tan extraño que creas que no va a funcionar. Hazlo de todas maneras. Si lo haces, tienes fe en que funcionará y te das tiempo para cambiar, te puedo asegurar que cambiarás.
Las autoafirmaciones son profecías hechas realidad.
Muchos de nosotros, con frecuencia, somos víctimas de las influencias negativas de otras personas; aceptamos su programación negativa sin cuestionamientos. Al hacer esto, permitimos que otros siembren en nuestra mente falsas creencias que nos limitan física, emocional e intelectualmente.

Lo que quiero que entiendas es que muchas de tus limitaciones no son físicas, ni tienen que ver con tu capacidad mental, tus dotes o tus talentos, sino con creencias limitantes,
que en su mayoría son ideas erradas acerca de tu verdadero potencial y de lo que es o no es posible
¿Qué tan cierto es nuestro dialogo mental?
La programación negativa es el resultado de expresiones o generalizaciones que utilizamos a menudo, sin detenernos a calcular su validez.
Afirmaciones como: "Nada me sale bien", "nunca me tienen en cuenta" "siempre me toca lo peor", Iodos se burlan de mí", te desarman y te limitan aunque no sean apreciaciones válidas de la realidad.
Porque lo cierto es que cuando alguien dice "nada me sale bien" generalmente lo que quiere decir es las dos últimas cosas que he intentado no me han salido como hubiese querido.

Sin embargo, cuando tú afirmas que "nada te sale bien" lo que tu mente realmente escucha es: "Eres un fracasado", "date por vencido", "entiende que tú no sirves para nada". Así que después de escuchar esto, no es de extrañar que te sientas abatido. Piensa por un momento en las implicaciones de una expresión como "nada me sale bien". Si en realidad nada te sale bien; ¡absolutamente nada!, pues, la verdad es que lo único que puedes hacer es admitir que eres un fracasado.
Pero antes de apresurarte a aceptar esta nefasta realidad, la próxima vez que te sientas tentado a utilizar esta expresión, pregúntate: "En verdad, ¿nada me sale bien? ¿No ha habido nunca en mi vida una situación en la que algo me haya salido bien? o ¿qué es exactamente lo que me ha salido mal?"

Si cambias tú diálogo interno puedes ser mucho más objetivo y aprender de los errores cometidos. Si tu diálogo interno es "nada me sale bien y lo aceptas como una realidad, la siguiente pregunta que tu cerebro se hará es: "¿Por qué será que a mí nada me sale bien?" La única respuesta posible que el cerebro puede darte ante una generalización como ésta es "porque eres un fracasado". ¿Qué aprendiste de esta respuesta? Absolutamente nada, y ahora te sientes peor que antes.
Pero si adoptas el diálogo interno adecuado y aceptas que en el pasado has hecho muchas cosas bien, podrás replantear tus interrogantes y preguntarte: "¿Qué fue exactamente lo que no salió bien en esta ocasión? ¿Cómo puedo hacer esto mejor la próxima vez para obtener los resultados que deseo? ¿Dónde estuvo el error específicamente y qué puedo aprender para no cometer el mismo error otra vez?" Cualquiera de estas preguntas te ayudará a convertir esta caída en una experiencia de la que puedes aprender, en lugar de permitir que defina quién eres como persona. Porque haber fracasado no es sinónimo de ser un fracasado.

De igual manera, cuando digas: "todos me rechazan", piensa qué tan cierto es lo que dices. ¿Quieres decir que hasta la fecha, todos te han rechazado en tu vida? Eso no puede ser cierto, de lo contrario ya estarías muerto. Entonces, la próxima vez que te encuentres diciendo "todos me rechazan" quiero que observes la imagen mental que genera esta afirmación. ¿Cuántas personas hay en la imagen mental que tu mente ha creado cuando afirmas esto? ¿Miles de personas dándote la espalda? ¿Cientos? ¿Una docena? Quizás sólo hay una persona o tal vez ninguna.

Cuando dices Iodos me rechazan", o "nadie aprecia mi trabajo", tu mente debería poder instantáneamente dibujar una imagen en la que se encuentren todas las personas que te han rechazado al mismo tiempo. No obstante, si cuando dices esto, sólo ves la imagen de tu amigo que acaba de rechazar una propuesta que le hiciste o la de dos compañeros de trabajo que, justo recién, rechazaron el plan que les presentaste, entonces esa afirmación es obviamente una exageración. En tal caso deberías ser un poco más objetivo y preguntarte: "¿Quién me ha rechazado específicamente? Entonces te darás cuenta que no es todo el mundo sino sólo una persona. Lo significativo de esto es que es mucho más fácil lidiar con el rechazo de una persona que responder al rechazo de cientos o miles de personas.Una persona es mucho más manejable.
Ahora bien, si deseas ser aún más objetivo, entiende que lo que tus compañeros de trabajo rechazaron no fue a ti sino a tu plan. En lugar de cuestionarte: ¿Por qué será que todas las personas siempre me rechazan? Pregúntate: ¿Qué fue específicamente lo que mis compañeros rechazaron de mi plan? ¿Por qué lo hicieron? ¿Tienen la razón? ¿Puedo cambiarlo? ¿Ves la enorme diferencia? De estas preguntas sí puedes aprender. Todos estos interrogantes pueden aumentar tu poder y fortalecerte, mientras que la pregunta anterior te limitaba y te hacía más débil. Si no te gustan las respuestas que tu mente te está dando o si no estás aprendiendo mucho de ellas, es hora de aprender a replantearlas. Recuerda, tu mente siempre te dará lo que le pidas.

El extraordinario poder del pensamiento positivo.
Todo ser humano puede formar ideas en su pensamiento, impregnarlas de fe y propósito, y por medio de una acción decidida generar la creación de aquello que había imaginado. Sin embargo, para lograr esto, debemos primero formar una imagen mental clara y precisa de lo que deseamos tener, hacer, o ser, y mantener esta imagen mental en nuestro pensamiento, mientras agradecemos por anticipado que dicha meta esté en proceso de hacerse realidad

Debe mantener en su mente el propósito de vivir una vida de abundancia, y debe hacer, cada día, todo lo que pueda hacer ese día, cuidando de realizar cada actividad de la manera más efectiva y excelente posible.
Los hombres y mujeres que practiquen estas instrucciones con toda seguridad lograrán aquello que tanto anhelan. No obstante, no podemos olvidar que lo que recibamos va a ser en proporción exacta a qué tan definidas sean nuestras metas, qué tan clara esté esa visión grabada en nuestra mente, qué tan firme sea nuestro propósito y nuestra fe, y qué tan profundo nuestro espíritu de gratitud.

 

 

A través del lente de la mente subconsciente


Todos tenemos la libertad de escoger en qué decidimos enfocar nuestra atención. Lamentablemente, muchas personas eligen enfocarse en cosas que las limitan y las debilitan. Vigila con cuidado en qué te enfocas. Piensa que tu mente es como una cámara de video y tu interpretación del mundo no es más que el resultado de aquello en lo que elijas enfocar esa cámara.
Imagínate por un momento que vas a una fiesta. Seguramente habrás notado que casi siempre hay una o dos personas que deciden que no importa lo que suceda, ellas no se van a divertir. Toman la decisión de estar aburridas y nadie las hace cambiar de parecer. Generalmente las vemos en una esquina, sentadas, con los brazos cruzados, y una cara de enfermas que aterra.
Ahora imagínate que llegas a la fiesta y decides enfocar tu cámara sólo en una de estas personas. Toda la noche mirándola a ella. ¿Cuál va a ser tu interpretación de la fiesta? Si alguien te pregunta al día siguiente cómo estuvo la fiesta, seguramente responderás que estuvo aburrida. Es posible que las otras cien personas hayan tenido una velada espectacular y se hayan divertido mucho, pero tú has evaluado la reunión basado en el comportamiento de una sola persona, ya que en ella enfocaste tu cámara.

La pregunta importante es: ¿es ésta una evaluación acertada del ambiente que reinó en el festejo? Por supuesto que no. Sin embargo, ¿no es esto lo mismo que estás haciendo cuando decides que clase de día vas a tener basado únicamente en el clima, o cuando dices que nadie te aprecia, basado solamente en la opinión de una persona? ¿Comienzas a ver la conexión?
¿Qué sucedería si decides enfocar tu cámara en otra persona durante la fiesta? Quizás hayas encontrado que en toda celebración también hay por lo menos una o dos personas que han decidido que van a pasar el mejor rato de su vida. Ellos se fueron a divertir como si ese fuera su último día. Gozan, ríen, bailan y celebran, a tal punto que su sola presencia dice: ¡Entusiasmo! ¡Alegría! ¿Qué sucede si decides enfocar tu cámara en esta persona? ¿Cambiaría tu evaluación de la fiesta? Por supuesto que sí.

De igual manera, si decides que quieres tener una gran vida, si deseas que hoy sea un día espectacular, te aseguro que hay muchas cosas en tu vida en las que puedes enfocar la cámara de tu mente que te harán sentir optimista, entusiasmado y feliz. Si en lugar de salir de casa por la mañana y mirar las nubes negras que presagian lluvia, ves el sol que se encuentra detrás de ellas, o si enfocas tu cámara en las personas, la naturaleza, tus sueños y logros, seguramente vas a tener un gran día y una vida maravillosa.
Pero si quieres sentirte deprimido, infeliz, triste y derrotado, también vas a poder encontrar eventos en tu día y en tu vida en los cuales enfocar tu mirada, que seguramente te harán sentir de esa manera. Lo más increíble de todo es que hay personas que se han programado sólo para encontrar aquellos eventos y momentos que las hacen sentir derrotadas y débiles. Que triste, ¿no es cierto?

Es posible que tú conozcas a algunas de estas personas. Son aquellas a quienes les dices "que hermoso día para ir al parque, ¿verdad?", y te responden: "sí, pero no celebres todavía que con seguridad llueve más tarde". O les dices "que hijo tan inteligente tienes, es un genio para la ciencia y las matemáticas", y te responden: "sí, pero tiene muchos problemas con la ortografía". Son incapaces hasta de recibir un elogio. "¡Que bonita estás!"; "No, si no sabes lo mal que me he sentido últimamente".

Lo peor de todo es que no sólo enfocan sus cámaras en sus flaquezas o en sus caídas, sino que hacen un zoom con ella; toman cualquier contrariedad que les haya ocurrido y llenan con ella toda la pantalla de su mente. La agrandan y le dan proporciones gigantescas a cosas relativamente triviales. Si un día experimentan un tropiezo, sin importar los demás logros que hayan obtenido, suelen decir: "¿Por qué será que a mi todo me sale mal?" Si su pareja olvida agradecerle un favor que le haya hecho, dicen: "Nadie aprecia lo que yo hago" o "nunca recibo un agradecimiento", y de repente ese evento lo es todo. No permitas que esto te suceda. Recuerda que ningún evento constituye toda tu realidad.


Para los fracasados cualquier momento adverso se convierte en toda su realidad, mientras que el triunfador sabe que su éxito depende, en gran medida, de ver las cosas como pueden llegar a ser y no necesariamente como son. Saber dónde enfocar nuestra visión, inclusive frente a las circunstancias más adversas, nos ayuda a crear expectativas que influirán de manera dramática en los resultados que obtengamos.
Cuando se elige programar la mente para el fracaso
Todas las decisiones que tomamos y la manera como actuamos, consciente o inconscientemente, son el resultado de la información con que hemos programado nuestro subconsciente.

¿Cómo podemos programar nuestro subconsciente con la información que nos permita triunfar y experimentar felicidad en nuestras vidas? ¿Cuáles son los mecanismos mediante los cuales ocurre esta programación? ¿Qué funciona y qué no, qué es ficción y qué es verdad?
Si, como muchos científicos piensan, todo aquello que llega a tu mente a través de los sentidos, ya sea consciente o inconscientemente, queda grabado en ella para siempre, ¿cómo es posible que programemos nuestra mente con ideas limitantes y autodestructivas?
Para responder a este interrogante debemos recordar que únicamente la parte consciente de nuestra mente puede distinguir entre las ideas constructivas y las destructivas. De igual manera, debemos entender los procesos mediante los cuales esta programación se lleva a cabo.
Nuestra mente consciente tiene a su disposición dos procesos, la inducción y la deducción, mientras que el subconsciente sólo procesa información a través de la deducción.

El proceso inductivo que ocurre en nuestra mente consciente involucra el análisis, el juicio, la comparación y la selección de diferentes opciones o alternativas. A todo esto es a lo que nos referimos cuando utilizamos el término "pensar", que es una función exclusiva de la mente consciente.
 Nosotros razonamos de manera inductiva constantemente. Lo hacemos cuando observamos y reunimos ciertos hechos o situaciones, sacamos una conclusión general a partir dé ellos y después, de alguna manera, buscamos probar dicha conclusión. Estos tres pasos suceden diariamente sin que nos demos cuenta.

Por ejemplo, si estás invitado a una cena y llegas a la mesa, el proceso para escoger dónde sentarte se basa totalmente en el razonamiento inductivo. Es posible que prefieras sentarte junto a la ventana, sin embargo, si hace frío y acabas de entrar, es probable que quieras sentarte lejos de ella. También es posible que tu decisión dependa de quienes ya están sentados o de junto a quién desees estar. Tú simplemente examinas las diferentes opciones, las analizas, las comparas, y basado en esto seleccionas la que consideras es la mejor opción.

El proceso deductivo funciona de manera distinta puesto que no exige el razonamiento calculado del método inductivo. En lugar de reunir datos y de derivar una conclusión general a partir de éstos, el razonamiento deductivo empieza en el otro extremo. Se inicia con una generalización -premisa mayor que aceptamos como cierta; después aplicamos esa idea a un caso específico -premisa menor-, y la deducción es obvia.
En este proceso, la mente simplemente acepta las premisas presentadas -sin importar si son ciertas o falsas- y llega a ciertas conclusiones basadas en dichas premisas. Es importante tener en cuenta que los dos tipos de razonamiento tienen una gran desventaja y es que la validez de la deducción o conclusión a la que se llega depende de que las premisas en que se basa sean verdaderas.


Mediante la hipnosis se ha podido mostrar que el subconsciente utiliza procesos puramente deductivos. En este estado de conciencia alterada el hipnotizador puede hablar directamente al subconsciente de la persona, sin la interferencia de los juicios de la mente racional -la cual se encuentra temporalmente suspendida-. La persona bajo hipnosis acepta las sugerencias del hipnotizador, sin razonar sobre éstas, analizarlas o cuestionarlas, lo cual demuestra el estado receptivo, pasivo y no analítico de la mente subconsciente.

En términos generales, el proceso deductivo comienza con una premisa que nuestra mente utiliza para derivar en una conclusión. Una premisa es simplemente una afirmación que puede ser falsa o verdadera. También pueden ser dos premisas, una mayor y la otra menor, y una conclusión derivada de las dos. Esto es conocido en el campo de la lógica como un silogismo. Un ejemplo es:
Premisa mayor: Todos lo perros son mamíferos.
Premisa menor: El pastor alemán en un tipo de perro.
Conclusión: El pastor alemán es un mamífero.
No ha existido un proceso de pensamiento racional para llegar a esta conclusión. Ésta es simplemente la deducción lógica de estas dos premisas.

Así es como nuestro subconsciente funciona. Lamentablemente, muchas de las premisas bajo las cuales opera son falsas creencias que ha recibido del mundo exterior, críticas o juicios negativos de otras personas, o generalidades que carecen de total validez. Sin embargo, basado en ellas, llega a conclusiones totalmente erradas, las cuales tarde o temprano se manifiestan en nuestra vida.
He aquí algunos de estos silogismos que pueden crear círculos autodestructivos en tu subconsciente:

Ejemplo # 1:
Premisa mayor: Mi padre es alcohólico.
Premisa menor: Yo soy tal como mi padre.
Conclusión: Seguramente, yo seré un alcohólico.

Ejemplo # 2:
Premisa, mayor: Para triunfar en la vida es necesario haber estudiado en la universidad.
Premisa menor: Yo no estudié en la universidad.
Conclusión: Yo no voy a poder triunfar en la vida.

Lo peor de todo es que, después que estas creencias limitantes y conceptos negativos se programan en nuestro subconsciente, nuestra mente no tiene otra opción más que actuar basada en ellas, sin importar que tan destructivas sean y sin cuestionar si son ciertas o no.
Por esta razón debemos prestar gran atención a todo aquello que permitimos que encuentre cabida en nuestro subconsciente.
Cuando Ludwig van Beethoven comenzó a quedarse sordo, sus primeros pensamientos y reacciones fueron de impotencia y desesperación. Su estado de depresión fue tal, que incluso llegó a contemplar el suicidio. Sin embargo, resolvió no darse por vencido y decidió declararle la guerra al pesimismo. Comenzó a cambiar su manera de pensar y eligió forjar su futuro sin importar los obstáculos y las adversidades que encontrara. El resultado de esta decisión fue la composición de algunas de sus mejores sinfonías.

Un pensamiento puede condicionar nuestra mente de por vida. Una idea limitante puede detenernos para utilizar nuestro verdadero potencial inclusive mucho tiempo después de haber perdido su validez. Mientras que un pensamiento liberador puede conducirnos al éxito, aun en medio de las peores circunstancias. Y es nuestra decisión elegir qué tipo de pensamiento queremos procesar.

Recuerda que toda idea errada que mantengamos en nuestro subconsciente por largo tiempo y validemos con nuestras acciones, se convierte en una forma de auto hipnosis.
Esto es precisamente lo que le impide triunfar a muchas personas. A través de esta forma de auto hipnosis han archivado en su mente toda una serie de falsas creencias e ideas que quizás en algún momento fueron válidas pero que ya no lo son. Sin embargo, puesto que aún no han sido borradas, continúan ejerciendo su efecto limitante.

Un ejemplo clásico de esto lo ilustra uno de los primeros experimentos realizados dentro de la ciencia del comportamiento. Un grupo de ratas de laboratorio recibía descargas eléctricas cada vez que trataban de comer de un recipiente que se encontraba en su jaula. Muy pronto, como era de esperarse, dejaron de acercarse al recipiente de la comida por temor a la descarga eléctrica.

Después de un tiempo, los científicos que llevaban a cabo el experimento realizaron dos cambios importantes. Primero, pusieron en la jaula comida aún más apetecible que la primera y, segundo, desconectaron el circuito que les propinaba la descarga a los animales.
¿Qué sucedió? Las ratas continuaron evitando la comida por temor a la descarga eléctrica. Debido al condicionamiento negativo del pasado, las ratas prefirieron no comer, y finalmente murieron de hambre antes de arriesgarse a acercarse a la comida y recibir otra descarga eléctrica.
¿Te imaginas que sea preferible enfrentar la muerte en lugar de enfrentar la posibilidad de un nuevo fracaso? Si tan sólo las ratas hubiesen intentado una vez más, habrían podido comer hasta la saciedad sin consecuencias negativas; habrían recuperado la fuerza y la salud perdida y habrían retornado a una vida normal, pero ni siquiera lo intentaron.

Si este experimento te parece cruel, lo es aun más el que muchas personas vivan hoy esta misma realidad. Al igual que las desdichadas ratas de laboratorio, muchas personas han permitido que las programaciones negativas, las caídas anteriores, las críticas o fracasos del pasado las disuadan de aspirar a algo mejor. Ellas se han auto programado o han sido programadas por sus padres, profesores, familiares, amigos o, incluso, por perfectos desconocidos, para creer que son personas comunes y corrientes y por eso hoy les resulta difícil creer que posean el potencial necesario para triunfar.
Es como si los fracasos del pasado hubiesen cerrado para siempre las puertas de la oportunidad de éxitos futuros. Sin embargo, hay que tener presente que el futuro no tiene que ser igual al pasado, ya que siempre se puede cambiar, aprender y crecer.

Tristemente, cuando la mayoría de nosotros nos graduamos de la escuela secundaria ya estamos casi que totalmente programados para la mediocridad. Sé que suena duro pero es cierto, y lo peor de todo es que de ahí en adelante nos acompaña una tendencia casi inalterable a aceptar la mediocridad en todas las áreas de nuestra vida.
Terminamos por aceptar matrimonios que andan bien en lugar de buscar una relación de pareja espectacular, porque desde pequeños aprendimos que los matrimonios excelentes no existen, son casi imposibles o, si se dan, otra cosa seguramente va a andar mal. Y así muchas parejas viven durante años y hasta décadas dentro de matrimonios mediocres porque no creen que pueda hacerse algo para cambiar esta situación.

Si desde temprana edad has escuchado en tu casa que querer tener más es señal de codicia y produce infelicidad y que lo más prudente es contentarse con lo poco que uno tiene, porque es mejor tener poco y ser feliz que querer tener mucho y ser infeliz, pues no te sorprenda que hoy tengas poco. La repetición constante de estas expresiones las convierte rápidamente en programas mentales que dirigen tu manera de pensar y actuar.
Así que cuestiona cada creencia que exista en tu vida. No aceptes limitaciones sin preguntarte si son ciertas o no. Recuerda que siempre serás lo que creas ser. Si crees que puedes triunfar, seguramente lo harás. Si crees que no lo lograrás, ya has perdido. Es tu decisión.

La visualización: Aprendiendo el lenguaje de la mente.

Cuando cerramos los ojos, tratando de visualizar cualquier cosa, descubrimos que en esa gran pantalla de la mente subconsciente podemos proyectar cualquier película mental que elijamos. Podemos proyectar una imagen donde nos veamos en posesión de algo que deseamos obtener; podemos ensayar una presentación que debamos realizar ante un cliente al día siguiente; podemos practicar una acción que estamos a punto de ejecutar; o podemos realizar una representación mental de la vida que deseamos vivir.

Sin importar para qué decidas utilizar el poder creativo de la visualización, debes tener presente que las imágenes mentales que consistentemente mantengas en tu subconsciente buscarán manifestarse en las circunstancias y condiciones de tu mundo exterior. Las acciones y ocurrencias externas suelen seguir las acciones y ocurrencias internas.
Jack Nicklaus, uno de los mejores golfistas de todos los tiempos, contaba que incluso antes de elegir el palo con que golpearía la pelota, practicaba cada golpe mentalmente por lo menos cinco veces. Lo visualizaba tal y como esperaba que sucediera.
Michael Jordán describía como milésimas de segundo antes de alistarse a hacer un lanzamiento, corría en su película mental la imagen del balón entrando en la cesta sin siquiera tocar el aro. Esto seguramente contribuyó en gran medida a que tuviera los porcentajes más elevados de efectividad desde cualquier parte de la cancha.

Se dice que Miguel Ángel, el gran pintor y escultor renacentista, fue capaz de visualizar al David en su totalidad, antes de utilizar su cincel por primera vez en aquel gigantesco bloque de mármol que se encontraba frente a él.
¿Qué tan importante es este poder? Albert Einstein aseguraba que la imaginación era más importante que el conocimiento. De hecho, refiriéndose a su propia vida profesional, decía: "muchas de las ideas que vinieron a mí y contribuyeron a mi formación científica, llegaron mientras me encontraba absorto en un mundo de imaginación y fantasía, no mientras utilizaba mi intelecto en la solución de algún problemas".

Entonces, ¿qué tal si de ahora en adelante comienzas a hacer lo mismo antes de entrar a tu próxima entrevista de trabajo, antes de hablar con tu siguiente cliente o antes de participar en tu próxima competencia o empezar tu siguiente dieta? ¿Qué tal si comienzas por practicar tu éxito mentalmente en lugar de sabotear tus posibilidades de triunfar, practicando tu fracaso?


Zig Ziglar cuenta cómo, en sus épocas de vendedor, antes de visitar a un cliente, tomaba unos minutos para rodar toda la película de la realización de su venta. Se veía saludando al cliente y realizando su presentación. Veía a su cliente respondiendo con mucho entusiasmo a su propuesta y terminaba con una imagen del cliente agradeciéndole por el producto. En sus ensayos mentales siempre fue capaz de realizar la venta, nunca falló. En la realidad no ocurrió exactamente lo mismo, pero este ensayo mental definitivamente le ayudó a ser mucho más efectivo y a llegar donde sus clientes potenciales con una actitud distinta y unas expectativas diferentes, y esto es lo verdaderamente importante.

La creación mental y la creación física

Al observar a las personas que lograron grandes metas es posible ver que todas tienen algo en común: utilizan el poder de la visualización para crear una imagen clara de su meta como si ya fuese realidad.
necesitamos tener metas fijas y objetivos claros antes de empezar. La gente exitosa piensa en sus objetivos la mayoría del tiempo. Como resultado de ello, están moviéndose continuamente hacia sus objetivos, y éstos se mueven hacia ellos. Cualquier cosa en que pienses la mayoría del tiempo, crece y se expande en tu vida. Piensa en tus objetivos y habla de ellos, y lograrás mucho más que la persona promedio que está pensando y hablando constantemente sobre sus preocupaciones cotidianas, sus problemas y sus carencias.
Escribe en la parte superior de un papel la palabra "Objetivos", con la fecha de hoy. Después, haz una lista de diez objetivos que te gustaría alcanzar en los próximos doce meses. Pero no los escribas como algo que "quisieras lograr", o como algo que "esperar poder lograr algún día"; no incluyas en tu descripción de ellos ninguna palabra que exprese duda o incertidumbre.

Escríbelos como si ya los hubieses logrado. Comienza cada objetivo con la palabra "Yo", para que sea personal.
Con sólo llevar a cabo este ejercicio, entrarás a formar parte de ese 3% de los adultos de nuestra sociedad que se ha tomado el tiempo para desarrollar una visión clara de lo que esperan lograr. Esta sola acción te separará del 97% de los adultos restantes quienes, tristemente, nunca han escrito una lista de objetivos en su vida.

La idea sobre la cual se fundamenta este principio es que todas las cosas en realidad son creadas dos veces. La creación física está precedida por una creación mental.
Si vas a construir una casa, antes de empezar a excavar, de levantar las paredes o, inclusive, de elaborar y trazar los planos, mentalmente ya has creado una imagen de la casa terminada.
 
Tal vez los detalles no están totalmente definidos, pero por lo menos tienes una visión lo suficientemente clara de lo que quieres como para comenzar a trazar los planos. Ésta es la primera creación, la mental.
Sólo entonces comienzas a excavar para poner los cimientos y levantar las paredes. Esto es lo que constituye la segunda creación: la física. Las personas de éxito saben que si ignoran la creación mental, es muy posible que durante la creación física deban efectuar costosos cambios. La creación, el ensayo mental les permite enfocar mucho mejor sus ideas, practicar su plan de acción, evaluar cada paso del proceso y mejorar o cambiar lo que sea necesario.

Es lo mismo que te estoy pidiendo que hagas. Si presentas a tu mente subconsciente esta imagen o película de tu vida, ya habiendo alcanzado las metas que te has propuesto, ella empezará a trabajar para hacer que tu mundo, que tu realidad exterior sea consistente con esa imagen interna que le has estado presentando. Éste es, sin lugar a dudas, uno de los poderes más grandes de la mente subconsciente, la capacidad de ayudarte a hacer tu mundo exterior consistente con esa imagen interna.
El pensamiento de una casa de ciertas características en la mente de un arquitecto, puede no causar la aparición instantánea de la casa, pero provocará el movimiento de su energía creativa para que produzca su rápida creación.

Gran parte de la humanidad limita sus esfuerzos completamente al trabajo que pueda realizar con sus manos. Tratan de cambiar o modificar con su esfuerzo físico el mundo que los rodea, sin detenerse a examinar la posibilidad de crear la realidad que desean experimentar a partir de los pensamientos que albergan en su mente.

Yo quiero decirte que tú puedes crear la realidad que desees experimentar. Puedes triunfar en cualquier área que te propongas, mientras que estés dispuesto a cambiar tu manera de pensar y desarrollar los hábitos y las habilidades requeridas. No importa que en el pasado no hayas tenido mayores éxitos.

 Todo comienza con tu creación mental. Si debes hablar en público, por ejemplo, en lugar de decir: "espero no quedar mal", "espero que no me equivoque", ojalá que no me vayan a temblar las piernas" o "por qué me habrán escogido a mí que odio hablar en público". Di algo así como: "Sé que todo saldrá bien", "amo hablar en público", "soy capaz y estoy segura de lo que voy a decir", "estoy disfrutando de poder hablar en público hoy" o " qué bueno tener esta oportunidad de hablar en público".

Cambia tu diálogo interno, crea una nueva clase de imágenes en tu mente subconsciente de cómo esperas y quieres que ocurran las cosas. Una vez has creado esta imagen, practícala una y otra vez. De esta manera, cuando finalmente estés en el escenario, no será la primera vez que te dirijas a tu audiencia, ya serán viejos amigos puesto que los has visto en cada uno de tus ensayos mentales. Ya tendrás más confianza en ti mismo y en tus habilidades. ¿Ves lo sencillo que es?
Si estás pensando que de nada servirá todo esto, ya que la realidad es que simplemente no eres bueno para hablar en público, nunca lo fuiste y probablemente nunca lo serás, quiero que entiendas que es posible que ésta haya sido tu realidad hasta ahora, pero la puedes cambiar.
Recuerda que tu futuro no tiene que ser igual a tu pasado. Tú puedes cambiar.

Si modificas tu diálogo interno, comienzas a crear nuevas imágenes, lo dices con fe en que puede suceder, y dibujas imágenes de éxito que te muestren hablando en público con seguridad y entusiasmo, tu cerebro no podrá distinguir entre la realidad y la imagen que le estás presentando y entonces, será sólo cuestión de tiempo antes de que tu cerebro y tu mente comiencen a actuar y a comportarse de acuerdo con estas nuevas imágenes. ¡Trátalo! No tienes nada que perder y sí mucho que ganar.
La formación reticular y la visualización creativa.

Los neurólogos señalan que más de dos millones de estímulos y señales diferentes llegan a nuestro cerebro cada segundo. Obviamente, nosotros no captamos toda esta información con la mente consciente. Si así fuera, la información rebosaría rápidamente su capacidad.
Nuestro cerebro cuenta con un filtro sensorial conocido como formación reticular, que nos señala que información de nuestro medio ambiente es importante y filtra aquellos estímulos que no considera necesarios.
El agudizar el poder de visualización que acabamos de mencionar, produce cambios a nivel cerebral que nos pueden ayudar a materializar nuestras metas. Existen evidencias puramente fisiológicas que muestran un incremento en nuestro nivel de percepción, como consecuencia de formar una imagen mental clara de nuestras metas. Este aumento en la percepción de nuestro medio es conocido por los neurólogos con el nombre de formación reticular y ocurre en una área del tamaño de la uña del dedo pulgar, localizada en la zona media del cerebro.

La formación reticular cumple, por así decirlo, la función de filtro sensorial. Todo impulso sensorial, toda información que haya llegado a través del sentido de la visión, el olfato, el gusto, el oído o el tacto es filtrada hasta cierto grado antes de llegar a la corteza cerebral. La formación reticular es la parte del cerebro que permite que sólo aquella información significativa o importante para la persona logre llegar al centro consciente del cerebro.
De manera que el grado con que percibimos, o somos conscientes de cualquier cosa que se encuentre a nuestro alrededor, va en proporción directa a la importancia que previamente le hayamos asignado a ella en nuestra mente.

Por ejemplo, recuerdo que cuando mi esposa quedó embarazada por primera vez, comenzamos a notar la cantidad de mujeres embarazadas que había por donde quiera que fuéramos. Hasta ese momento, ese hecho había pasado casi inadvertido. Pero desde el momento en que supimos de su embarazo, fue como si de repente nuestros sentidos se hubiesen puesto en posición de alerta y percibieran con mayor facilidad la presencia de mujeres embarazadas.
Seguramente, alguna vez te habrá sucedido que tomas la decisión de comprar determinado tipo de automóvil: uno algo diferente, quizás con un color o estilo fuera de lo común. No obstante, después de algún tiempo, comienzas a verlo por todas partes. Es como si de repente fuera el auto más popular.

Lo puedes diferenciar desde muy lejos y así te encuentres entre una multitud de autos, el tuyo salta a la vista. Es como si tu sentido de la visión se hubiese agudizado, manteniéndote constantemente alerta a su presencia. Lo que ha sucedido es que una vez le has asignado importancia a cierta idea, a cierta acción u objeto, tus sentidos se vuelven más sensibles y perciben con mayor facilidad dicho objeto debido al interés que ha cobrado en tu mente.

¿Cómo puede ayudarte todo esto a lograr el éxito? Muy sencillo, si tomas el tiempo para identificar claramente las metas y sueños que deseas manifestar en tu vida, te enfocas en ellos y le das la importancia que merecen, visualizándote ya en posesión de ellos, tu formación reticular te ayudará a identificar oportunidades a tu alrededor que te puedan ayudar a alcanzar dichas metas. ¿Cómo puedes hacerlo? Una vez identifiques tus metas, crea imágenes claras de ellas. Ayúdate con fotografías, postales, videos o lo que creas que te pueda ayudar a visualizarlas más claramente.

No hay ninguna fuerza mágica o sobrenatural que opere aquí, es simplemente parte de las funciones fisiológicas del cerebro. En la medida en que te enfocas en cualquier sueño, por imposible que pueda parecer, piensas en él, lo visualizas, lo rodeas de fuertes emociones, y desarrollas un profundo deseo por obtenerlo, activarás tu formación reticular, agudizando así todos tus sentidos para que logren captar con mayor facilidad toda información sensorial proveniente del medio ambiente que pueda estar relacionada con esta meta.
Muchas personas utilizan este poder a diario. Cuando decimos que alguien puede "oler las oportunidades", o que "no se le escapa ninguna oportunidad", podemos estar seguros que esta persona está utilizando su formación reticular. Tu cerebro también está equipado con este mismo poder.

Lo único que tienes que hacer es aprender a usarlo y comenzar a ejercitarlo. Sin activar tu formación reticular, sin programarla con aquellas cosas que deseas alcanzar, es posible que las oportunidades que buscas pasen frente a ti sin que tan siquiera te percates de ellas.
Como ya hemos visto, cada persona genera los pensamientos dominantes que ocupan su mente. Los pensamientos que ella adopta voluntariamente, y que fortalece con entusiasmo y otras emociones positivas se transforman en poderosas fuerzas motivadoras que dirigen y controlan sus expectativas y sus acciones.

En su libro: Piense y hágase rico, Napoleón Hill utiliza el término "pensamiento magnetizado". El asociar un pensamiento -el logro de una meta específica, por ejemplo- con una serie de emociones fuertes, como la convicción, la certeza y el deseo profundo; el crear una imagen clara de lo que dicho pensamiento representa, y el repetirlo constantemente lograr "magnetizar" dicho pensamiento.
 
Esto hace que nuestra mente sea más susceptible a todo aquello que esté ligado con dicha idea, y actúe como un imán, atrayendo todo aquello que pueda facilitar su realización.
De esta manera, la mente humana está constantemente atrayendo todo aquello que armonice con sus pensamientos dominantes. Cualquier idea, plan, pensamiento o propósito que uno abrigue, atrae miles de ideas afines, las adhiere a su propia fuerza y crece hasta convertirse en el propósito que domina nuestra manera de pensar y nos mueve a actuar.
Quiero darte una tarea para que comiences hoy mismo a tomar ventaja de este poder, de esta valiosa herramienta que tienes a tu disposición. Para cada deseo, meta, o sueño que quieras hacer realidad, busca una imagen que te permita visualizarte habiendo alcanzado ya dicho sueño.

Si deseas conseguir un nuevo auto o una casa, busca una fotografía de ellos, y si puedes estar tú en la fotografía, mucho mejor. Si tu sueño es viajar a cierto lugar del mundo, consigue imágenes de dicho lugar y ponlas en un sitio donde puedas verlas constantemente. Si tu meta es perder diez o quince kilos de peso para volver a tu peso ideal, busca una fotografía tuya cuando tenias ese peso, o toma una imagen del cuerpo que quieres tener y pon sobre ella una foto de tu cara. Haz todo aquello que se te ocurra para poder visualizarte en posesión de aquello que deseas lograr y alimenta tu mente con estas imágenes. Hazlo y te sorprenderán los resultados.
Pensando de la manera correcta.

No es suficiente tener un deseo borroso de lo que anhelas, debes formar una imagen clara y definida de lo que quieres hacer, tener o ser. No basta con desear viajar más, ver más o vivir más. Todos tienen esos deseos. Si vas a mandar un mensaje a un amigo, no le enviarías las letras del alfabeto para que él descifre o construya el mensaje, ni tampoco le harías llegar palabras del diccionario al azar. Tú le envías un mensaje coherente que signifique algo específico.

Cuando quieras imprimir tus deseos en la mente, debe ser por medio de una afirmación clara. Debes saber lo que quieres y ser específico. Nunca vas a triunfar o a echar a andar el poder creativo de tu mente mandando mensajes vagos o imprecisos. Determina exactamente lo que quieres y mantén esta imagen en tu mente constantemente. Así como el marinero tiene la visión del puerto hacia donde va, también tú debes tener la mirada enfocada en tu meta todo el tiempo, sin permitir que las distracciones o las dudas te hagan apartar tus ojos de ella.
No es necesario realizar complejos ejercicios de concentración, establecer horarios rígidos para afirmaciones, "retirarse al silencio", o cosas por el estilo. Y no es que lo anterior esté mal, sino que todo lo que necesitas es saber qué quieres y desearlo lo suficiente como para que se fije en tu pensamiento.
Observa constantemente esta imagen de tus sueños y metas. Nadie necesita esforzarse para concentrar su mente en algo que realmente quiere. Son las cosas que realmente no nos interesan en las que nos es difícil mantener centrada nuestra atención.

Entre más clara y definida sea tu imagen, y más pienses en ella, enfocándote en todos sus detalles, más fuerte será tu deseo. Y mientras más fuerte sea tu deseo, más fácil podrás tenerlo en tu mente. Esto te ayudará a romper la inercia, superar la pereza mental y la comodidad, y comenzar a trabajar rápidamente en tus planes.
Pero se necesita algo más que simplemente poder ver la imagen con claridad. Si eso es todo lo que haces serás un iluso que sólo se dedica a pensar en fantasías y tendrás poco o ningún poder para lograr lo que quieres. Detrás de tu imagen clara debe encontrarse el propósito y la convicción de realizarla, de convertirla en una expresión tangible. Debe existir una fe invencible e inquebrantable en que lo que deseas ya es tuyo, que está a tu alcance y que sólo necesitas tomar posesión de ello. Es ver tu sueño como si ya fuese una realidad.
Vive en tu nueva casa mentalmente hasta que tome forma físicamente y sea una realidad. Disfruta en tu mente de las cosas que quieres. Celebra por anticipado tu éxito. La Biblia dice: "Cualquier cosa que pidas con fe, si crees que la vas a recibir, la tendrás" .Observa las cosas que quieres como si estuvieran a tu alrededor. Visualízate teniéndolas y usándolas. Haz uso de ellas en tu imaginación, igual que como las vas a usar cuando sean tuyas. Sumérgete en tu imagen mental hasta que la puedas ver con total claridad tan solo con cerrar los ojos, y después toma posesión de ese sueño. Reclámalo como tuyo. Asúmelo en tu mente, con la completa fe de que es tuyo. Entrégate a esta posesión mental. No dudes ni por un instante que es real. Vive en la casa nueva, ayuda a las causas benéficas en las cuales crees, maneja el auto que deseas, observa a tus hijos recibiendo la educación que merecen, viaja a donde siempre has querido viajar. Haz todo esto en tu mente, y con confianza planea más cosas.


Piensa y habla de todo aquello que has pedido como si fuera tuyo. Imagina un ambiente y una condición financiera exactamente como la quieres, y vive todo el tiempo en ese entorno mental y en esa condición financiera hasta que se convierta en realidad. No realices este ejercicio como quien construye castillos en el aire. Abraza la fe de que lo que imaginas se está realizando y el mantente firme en el propósito de que se va a realizar. Recuerda que es fe y propósito en el uso de lo que has visualizado lo que establece la diferencia entre el soñador con intención y el iluso.Tu parte es formular inteligentemente tu deseo por aquellas cosas que hacen una vida más completa, y después imprimir todo este deseo en tu mente. Tu fe y tu voluntad para trabajar por dicha meta se encargarán del resto. "Cree y recibirás".

Sin embargo, la respuesta a lo que buscas no es de acuerdo a tu fe mientras hablas, sino de acuerdo a tu fe mientras actúas. No puedes magnetizar un pensamiento hablando de él de vez en cuando y después olvidándote del asunto por una semana. De nada sirve lo que pienses, proyectes y planees si no está acompañado por el propósito y la determinación de actuar.
 


 
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